o cuando el contenido es publicidad
La publicidad en televisión pierde eficacia a grandes pasos por saturación, porque los televidentes discriminan los anuncios, porque aprovechan los largos cortes publicitarios para hacer esas cosas que siempre se hacen cuando empiezan los anuncios, etc.
Por eso las televisiones privadas comienzan a incluir la publicidad en todo tipo de programas y convierten los anuncios en contenido de series, talk shows y magazines, desbordando ya el product placement, que también ha llegado a la prensa.
Las televisiones españolas emitieron 57 horas de publicidad más en mayo que en abril de este año. Sin embargo, el consumo bajó: cada telespectador consumió una media de 214 minutos diarios de TV frente a los 222 del mes de abril.
Las cadenas privadas dedican una quinta parte de su tiempo a publicidad y promociones. Están al filo de la ley. La publicidad ronda el 17% del tiempo y la autopromoción, el 2,5%.
La solución: convertir la publicidad en contenido. Hacer concursos vinculados a segmentos comerciales y a programas de la cadena, product placement en las series, en las carátulas de los programas, emitir cortinillas de señal de principio o fin de anuncios cuando no lo son. Y un sinfín de tretas para ganar impacto y atención del público.
Pero, ¿será el público capaz de asumir la publicidad como contenido habitual?
¿Acabarán las cadenas en abierto siendo una gran teletienda continua?
La televisión comercial del futuro se especializará con el desarrollo de las televisiones de pago y los canales digitales, quizá ha llegado el momento en el que las fronteras entre la publicidad y el contenido se borran en la televisión en abierto.
P21 | Más publicidad interactiva, menos pasiva