Anxo Quintana no ha convencido. A pesar de una campaña seria y moderada, a pesar de alejarse de cualquier extremismo, a pesar de recibir el apoyo de muchos, el Bloque no ha podido superar la marcha de Xosé Manuel Beiras y la desconfianza en la Unión do Povo Galego, un partido que no ofrece garantías a los votantes a los que los nacionalistas deben convencer: urbanos y formados.
Con el 96% de los escaños escrutados nada se mueve. El PSOE ha cumplido con las expectativas con sus 25 diputados, pero el decisivo factor Bloque ha fallado. Cuatro puntos menos que en 2001: 23,3% del voto entonces, 19,6% ahora.
La suerte parece echada. Los emigrantes, muchos con doble nacionalidad y que nunca han vivido en Galicia, decidirán quién gobierna la autonomía. El PSOE está en mejores condiciones que en 2001, ha hecho más campaña y está en el poder en España, un factor siempre a tener en cuenta en la emigración.
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Elecciones gallegas: entusiasmo en la izquierda