Sí, ya sé que no se hace, que no se titulan textos con nombres de películas, pero esta historia está tan vista que sólo merece redundancia. La cuento:
Un viejo tiene un secreto. Hace más de 30 años hizo una cosa por la que puede sentir orgullo, pero también un poco de vergüenza. Lo hizo por despecho, pero también por justicia, porque no le gustaba lo que estaba viendo. Como tantas veces, las intenciones no son puras, son mezclas de tantas cosas, unas nobles, otras veneno o profundidades gongorinas del alma.
Pero, al final, se merece un poco de fama, ¡qué carajo! no todo va a ser silencio. Aunque algunos lo critiquen, aunque algunos crean que es un traidor, aunque algunos piensen que lo hizo sólo por venganza.
De no ser por él Nixon hubiera seguido siendo presidente. El primero que gobernó el país como si fuera una empresa, según Norman Mailer. El primero que aprovechó la hipocresía social para hacer política realista (Henry Kissinger y sus viajes en busca de futuros dictadores con los que detener el Telón de Acero en el Cono Sur). Wilson o Roosevelt lo habían hecho antes, pero tenían un sueño que ofrecer. El sueño de Richard Nixon fue acribillado en Saigón y su amistad con Pekín no lo salvó ante la historia.
Pero volvamos a la nuestra. El viejo decide contarlo. Llama a su hija y confiesa, y a su hija se le ponen los ojos del Tío Gilito, con el $ $ tintineando en los iris.
Joan lo tiene claro: "Papá, eso vale mucho dinero". Si el Watergate es un mito, su protagonista principal es la estrella.
Llaman al reportero, Bob Woodward se ha convertido estos años en un escritor de best sellers periodísticos infalibles, pero la ambición es grande y no hay acuerdo.
Entonces buscan un abogado (estas cosas de los derechos siempre son liosas) y piensan una estrategia. Si Vanity Fair quiere la exclusiva, que pague. Pero el director, Graydon Carter, se niega. Mark Felt siempre podrá escribir un libro.
El escritor de best sellers se enfada. Él ya tiene su libro preparado para cuando Garganta Profunda muera. El viejo tiene 91 años, no puede durar mucho más. Lleva 30 años guardando silencio. Es un héroe del periodismo, como su discreto compañero, Carl Bernstein.
"No. El viejo no me arrebatará mi historia. Publicaré el libro antes que él y utilizaré las páginas del respetado The Washington Post para ampliar el mercado".
Woodward es hoy un genio del marketing editorial.
Todos corren por su historia. Con suerte habrá para todos y Joan podrá dejar de dar clases de español.
El Watergate hecho carrera editorial por un puñado de dólares. Es el sino de los mitos periodísticos, acabar en las cloacas.
P21 | Garganta Profunda quiere un poco de fama
Cobertura apasionada en Guerra Eterna.