Lo de las becarias es ya un género en Washington gracias al clintonismo. Sexo y poder no son nuevos. Recuerda: Marilyn y JFK, los parties políticos con la élite promiscua (tan bien relatados por Gore Vidal), la trama de Poder Absoluto, etc.
Jessica Cutler es una morena cañón de 24 años que quiso seguir los pasos de Monica Lewinsky pero controlando su carrera y pasándoselo bien. Sacó su palmito a pasear por los mármoles de los salones washingtonianos y acabó contando en un blog, Washingtonienne, sus aventuras sexuales con políticos, periodistas, funcionarios y todos los bichos de la capital del mundo.
¡Qué gran negocio!
De ahí al Playboy no había ni un paso y los reporteros y fotógrafos de Hugh Heffner no se lo perdieron.
Aspiraba a ser periodista y tiró por el camino más directo: gossip y cotilleo sexual de primera mano. Su jefe, el senador Mike DeWine la echó por "hacer un uso inaceptable de los ordenadores del Senado". Ninguna campaña de marketing podría haber sido tan sabia.
A veces cobrando y a veces por placer, Jessica se hizo un nombre en Washington y muchos escrutaban su blog para averiguar la identidad de sus amantes.
Una rubia lista, Ane Marie Cox, editora de Wonkette, uno de los blogs políticos de moda en la capital del mundo se enteró del despido de la pobre Jessica y corrió a consolarla con una juerga de poco texto y mucha foto.
Un año después, la novela The Washingtonienne sube como la líbido de los políticos en las listas de ventas y Jessica mira de reojo la guita y la fama.
Es una de las historias más viejas y chuscas. Me recuerda La agenda de Virginia, el librillo de la inventada Alejandra Luque con las confesiones morbosas de una chica bien metida a prostituta de lujo. Esta vez el blog vino después para promocionar el libro.
Cuentos morales de la blogosfera sensacionalista.
NY Times | 'The Washingtonienne': D.C. Horizontal