Reporteros sin Fronteras (RSF) hace retroceder a España en su Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2006. Sólo un puesto, del 40 al 41, provocado por la aprobación de la ley audiovisual de Cataluña, que amenaza la libertad y la veracidad de la información sometiéndola al credo nacionalista y "a su abanico de tradiciones, a su entorno simbólico".
Desde 2002, el primer año de la clasificación de RSF, España ha perdido 13 puestos desde el 29 y ha sumado 2,25 puntos negativos.
En 2003 fue el terrorismo etarra y sus amenazas a la información, los periodistas y los medios, el causante de la caída al puesto 42, la peor clasificación de nuestro país. En 2004 mejoramos hasta el 39 y en 2005 volvimos a perder un puesto.
Este año perdemos otro. No mejoramos.
La advertencia de la organización periodística internacional debería hacer reflexionar a editores, periodistas y políticos. Las amenazas a la libertad y el derecho a la información en España no provienen de la violencia y el totalitarismo como en los peores países: Corea del Norte, Turkmenistán, Eritrea, Cuba, Birmania, China, Irán o Arabia Saudí, sino del moderno control político de la información por la financiación, las leyes en teoría políticamente correctas, el maridaje de intereses entre políticos y medios, y un tejido de radiotelevisión pública excesivo (estatal y autonómico) y sin parangón en los países desarrollados.
El problema de España con la libertad de prensa es la conversión de nuestra democracia en un país al servicio de una política profesional empeñada en mantener y aumentar su poder con la creación de un estado descentralizado omnipresente, con grandes recursos financieros irresponsables con los ciudadanos y una falta de transparencia informativa y democrática muy preocupante.
Esa construcción del megaestado autonómico propagandístico coincide con la crisis de la prensa, la falta de una tradición de periodismo libre y la codicia de muchos empresarios convertidos en editores sin principios ni escrúpulos. Sólo atentos a las prebendas, los negocios del poder y la posición social.
Por eso a España le afectan principalmente los criterios negativos situados a partir del punto 30 de los tenidos en cuenta por RSF. Antes prácticamente sólo se situaba la violencia de ETA, que ahora amenaza rebrotar en otros grupos y acontecimientos, de los ultras de cualquier especie y territorio a las mafias y bandas organizadas.
No mejoramos. Se crean pocos medios nuevos y la mayoría nacen ya viciados por la información institucional, el sometimiento a los intereses ideológicos y del poder, y la necesidad (o compadreo) de una financiación controlada en gran parte por los políticos.
Mucha mala comunicación y poca información. Demasiado interés en los réditos y poco en el periodismo informativo e independiente.
Los cibermedios no han mejorado la situación. Los grandes medios mantienen redacciones ridículas atenazadas por el lento crecimiento del negocio y sometidas a los mismos criterios de sus padres analógicos.
El territorio no ocupado por las grandes corporaciones ha sido invadido en gran parte por los confidenciales y otros pseudomedios que son lo peor del viejo periodismo, herederos de sus asfixias, deudas, criterios viciados y sometimiento a ciertos poderes o pasiones personales.
Si todos estos criterios fueran tenidos en cuenta por RSF seguramente nuestro periodismo y nuestra libertad perderían más puestos.
Y no se vislumbra mejoría.
El gobierno y su partido quieren más consejos audiovisuales como el criticado catalán. Televisiones y lobbies blindan sus derechos sobre la creación y la información. Los propios periodistas se ponen la soga al cuello con un estatuto profesional que los deja en manos de los políticos. Los medios reducen recursos para mantener sus ganancias y caen en manos de la comunicación interesada. Empresas e instituciones se ríen del periodismo, la información y la transparencia. La nueva legislación europea será más restrictiva al igualar parte de internet a la televisión.
Y etcétera.
Todo cuando los medios sociales todavía son muy embrionarios y los blogs ya se contaminan de lo peor del periodismo, vigilados, controlados y usados por los políticos profesionales.
Vivimos en un país de proclamas y altivas palabras. Pero la realidad es bien distinta. Las redacciones están llenas de gente frustrada y fuera la crítica ensimismada desconoce los obstáculos de cada día y la información como conversación corre peligro de derivar hacia una cháchara intrascendente, orientada propagandísticamente y violada por la manipulación.
Sigue haciendo falta una reflexión de todos para cambiar una libertad, una democracia y un estado repleto de barreras y tabúes cuando aún no hemos tenido historia de libertad suficiente para desarrollar la transparencia y la responsabilidad política, económica y ciudadana imprescindible en una democracia.
Una clasificación puede equivocarse, pero los síntomas deben ser tenidos en cuenta.
Adenda | Preguntas inquietas
¿Por qué El País habla de ETA, motivo de preocupación de RSF el año pasado, y no del CAC, como dice el informe de 2006?
¿Estarán contentos en Zeta? Hoy le entregan el Premio Antonio Asensio a RSF y El Periódico fue uno de los medios catalanes más crítico con la nueva ley audiovisual y las competencias del Consell Audiovisual de Catalunya.
¿Por qué el presidente Rodríguez Zapatero no habla en su artículo por el 30 aniversario de Zeta de la libertad? En su entusiasta y acrítica valoración de España va bien (esto empieza a ser un vicio recurrente) se olvida de nuestros problemas de transparencia política e informativa y de que nuestro puesto en la clasificación de RSF no se corresponde con el empuje económico y social del que tanto se ufana.