Joan Laporta está tenso en la foto. Sin la seguridad habitual en él. Artur Mas mira artero a la cámara y piensa en el gol que le ha metido poco antes de acabar el partido al PSC y al cancerbero José Montilla. Mirada taimada, de delantero pensando en la red antes de chutar.
Es més que un club, no extraña que todos se la jueguen para atraer al Barça a su papeleta.
¿Se dejó engañar Laporta o le pudo la tentación? Un hombre que sabe tanto de poder no es fácil de burlar.
El club salió rápido a precisar que el desayuno de presidente y candidato no implica apoyo electoral y que Laporta compartirá de inmediato bollos con Montilla.
Partido de consolación para el PSC. Como los jugados con jugadores de banquillo para pagar fichajes de estrellas.
Vídeos, contratos, tenazas inmigratorias, fútbol y poca política real. No es de extrañar que a los votantes no les guste la campaña (El Periódico, La Vanguardia).
Pero a falta de ideas está el marketing, o eso creen los políticos.
Imagina cómo serán las decisiones del futuro gobierno cuando la campaña es así. Echo de menos la política real, como Josu, que se extraña de que no esté en los diarios.
Yo también, pero me maravilla más que no esté en la política.