¿Dónde está el frente? La periodista Anna Politkovskaya (48 años, dos hijos) se preguntaba quién era el enemigo en una de sus crónicas de la guerra de Chechenia en 1999. Cerca de los soldados y los carros de combate sólo había civiles asustados. Cuando arrancaban los blindados dejaban atrás los muertos.
El frente estaba dentro.
En una guerra elegida como enemigo interior y aportación a la lucha internacional contra el terrorismo por el presidente ruso Vladimir Putin siempre se podía sustituir el enemigo por civiles sospechosos.
"Mis notas están escritas para el futuro -decía la periodista asesinada- son el testimonio de las víctimas inocentes".
El frente era ella.
Anna era la mirada más crítica de una Rusia que odia a parte de sus pueblos, al menos a los que la Rusia zarista o la vieja URSS ya no abrazan. ¿Cómo podemos ser ciudadanos rusos tras esto?, se quejaban los chechenos entrevistados en los hospitales por la periodista.
Por eso ha sido asesinada.
Ni el autoritarismo estatal ni la plutocracia rusa podían aguantarla. Ya habían intentado envenenarla.
Mijail Gorbachov, ex presidente y líder de la perestroika, accionista de Novaya Gazeta, el periódico para el que escribía la reportera, ha denunciado el crimen como un ataque contra "la prensa independiente, el país y contra todos nosotros".
Era sólo cuestión de tiempo, pero ella creía que su trabajo la salvaría. No ha sido así.
Pero será su memoria para un futuro sin olvido.
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