Los principales diarios nacionales abrieron hoy sus ediciones con las amenazas de ETA. El proceso de paz manda y los terroristas vuelven a ganar la batalla de la información. El Mundo, ABC, La Razón o El País titularon sus portadas con las amenazas de la banda terrorista incumpliendo las recomendaciones de los códigos deontológicos nacionales e internacionales.
Los ciudadanos deben saber qué dice y cómo actúa ETA. Los medios deben evitar sobredimensionar sus proclamas y asumir su lenguaje y posturas. Dar la información del comunicado es indispensable, valorarlo para abrir portadas como muchos periódicos han hecho es muy discutible.
Los grandes diarios de Barcelona (El Periódico y La Vanguardia) han sido mucho más comedidos. La noticia está en sus primeras páginas, pero ETA no tiene el protagonismo del día.
En la información sobre terrorismo es imprescindible no equiparar a los bandos. A un lado está el Estado democrático y a otro los terroristas. Incluso en el proceso de paz y con la necesidad de negociación no tienen la misma entidad. El Estado debe imponer la ley, la libertad y la seguridad de los ciudadanos. Los terroristas sólo pueden rendirse, entregar las armas y negociar su reinserción.
El Gobierno, los poderes democráticos y los terroristas no deben tener la misma credibilidad ni su voz debe estar a la misma altura. Los medios deben vigilar e informar del proceso y del comportamiento del gobierno. De los terroristas no se puede esperar política si no se quiere caer en su trampa. El lenguaje de la información no debe asimilar la propaganda semántica de la banda.
Los mensajes de los terroristas y sus defensores deben llegar a la mesa de la negociación y los medios deben informar de sus movimientos, pero es su deber no convertirse en instrumento de la estrategia terrorista.
Tampoco deben ser partidistas en una información de tanta trascendencia.
Los ciudadanos deben tener toda la información sobre el proceso de paz con la banda, pero sobra la propaganda, de todos las partes, pero en especial la de los terroristas. Los medios no deben convertirse en su instrumento. Ni siquiera en agosto.