David Graddol, lingüista británico autor del influyente informe English Next, defiende que el inglés es una lengua franca que está pasando a ser una habilidad necesaria para la población educada o migratoria (temporal o permanente). Es su fortaleza y su peligro de monolingüismo y, por extensión, de falta de entendimiento de los otros.
Pero ayuda a la soberanía del inglés en internet.
Un estudio de Accenture revela que sólo el 4,6% de las páginas web son en español. Nuestro idioma común está por debajo de otras lenguas en ratio de páginas por usuario: 0,58 en el caso del español frente a 1,47 del inglés, 1,25 del francés y 1,23 del alemán.
Estos datos hacen preguntarse a David de Ugarte y Juan Freire por la razón de que los hablantes de español sean más lectores y usuarios que creadores.
El primero atribuye la escasa fortaleza del español a una agrafía por una supuesta satisfacción con la libertad ya disponible y por la desigualdad educativa.
El segundo resalta el comentario de Graddol de las limitaciones que una autoridad lingüística como la Real Academia puede suponer para el desarrollo del idioma.
Razones con algo de verdad, pero sumo tres aspectos claves en mi opinión:
1. El inglés es la lengua franca de los negocios y la cultura. Cuando alguien quiere traspasar fronteras lo hace preferentemente en inglés. Lo mismo, y muy especialmente por su presencia en la Red, las empresas e instituciones.
2. La brecha educativa y digital española (ver estadísticas del Ministerio de Educación, pdf) todavía es grande. En el caso de Latinoamérica las cifras son todavía peores.
3. Falta tecnología lingüística en español y los buscadores, agregadores y recursos en internet de todo tipo priman los contenidos en inglés por encima de cualquiera otros. La tecnología se escribe y funciona en inglés.
El chino mandarín sufre una situación similar al español.
Una cuarta posible es la falta de una mayor vocación de identidad de dominio público. Por educación y costumbre, los españoles (y la mayoría de latinoamericanos) somos poco dados a mostrar una personalidad accesible y pública fuera del entorno más cercano.
Los anglosajones generan con mayor facilidad una identidad pública. Consecuencia también de una privacidad más reservada. Esa característica les permite se muy activos en la Red. Toda persona con cierta ambición en un ámbito profesional o público entiende ya internet como un ámbito donde estar presente es fundamental.
En el universo en español todavía estamos lejos de esa filosofía, aunque las nuevas generaciones avanzan rápidamente.