Ramón de España lo tiene claro. A falta de ideas, voluntad y coraje, los políticos se ponen siempre de acuerdo en la hipocresía. Derecha e izquierda la toman con el cine porno con esa moralina de reclinatorio que tanto les gusta y el Ayuntamiento de L´Hospitalet no renovará el contrato con el Festival de Cine Erótico de Barcelona (FICEB).
La dirección del festival muestra su sorpresa y desacuerdo y recuerda las buenas prácticas impulsadas por el certamen.
Esquerra ha sido el impulsor del acuerdo de los timoratos escudados en salvar la dignidad de las mujeres. ERC identifica así cine porno con trata de blancas (o de cualquier color, que lo mismo da), explotación de mujeres, especialmente inmigrantes, en los burdeles y por las redes de prostitución, etc.
¿Desigualdad? ¿Han leído los políticos de Esquerra la literatura erótica escrita por mujeres? ¿Creen que la pasión sexual es única de los machos?
Bienvenida sea la lucha contra los abusos, las violaciones de la libertad (física y moral) y la batalla contra el sexismo.
Pero una cosa es la discriminación sexual y otra el juego y disfrute del sexo.
Carcas y progres con la misma visión estrecha, como recuerda Ramón de España, empeñados a salvarnos de nosotros mismos cuando todos tenemos derecho a ciertas perdiciones. Nos hacen humanos porque nos permiten escoger hasta nuestro entender y practicar el sexo.
El límite, como en todo, la libertad de los demás.
Más censura, menos libertad. Alejémonos de los políticos timoratos, acaban siendo totalitarios.
Estos ilustres recatados hubieran prohibido las señoritas de Avignon.