Respetar las tradicionales exigencias objetivas del periodismo y sumar los nuevos criterios subjetivos emanados de la intervención del público son condiciones indispensables de la calidad en la era del Periodismo 3.0.
Es la idea sobre la que construí la disertación para la inauguración del Máster de Periodismo Las Provincias/CEU (crónica en Universia), una buena ocasión para reflexionar sobre los desafíos del periodismo de calidad en la época de la participación.
A las exigencias objetivas de veracidad, rigor, precisión, credibilidad, completitud y demás criterios objetivos, el periodismo actual debe sumar las subjetivas: utilidad, cercanía, comodidad, contextualización, selección, personalización, interactividad... que ya no dependen de la obtención de la información, sino de cómo se edita y difunde para su uso por el público.
Algunos de estos criterios son tan tradicionales como los objetivos y han sido explotados por la prensa y la radio local, y hoy en día por la prensa gratuita, mientras los grandes medios abordan la información desde una perspectiva demasiado ideológica y convertida ya en rasgo esencial de su hueco de mercado.
Pero para refrescar la información es necesario salir de las fuentes tradicionales y su tratamiento. Los medios cubren fuentes institucionales (instituciones, gabinetes de prensa, empresas, etc.) y acontecimientos (sucesos de especial relevancia).
La dependencia de las fuentes se hace excesiva en un entorno de saturación informativa, y en esa edición de informaciones con el mismo origen y mensajes ya elaborados e institucionalizados se cae en la redundancia, en la similitud de tantas informaciones y tantos medios. La propia procedencia de la información impone además la lejanía del público.
Los medios participativos generan sus propia agenda apoyada en el saber de sus autores (conocimientos e intereses particulares), su cercanía a la información (por interés o contacto) y por la propia reacción del público a los mensajes.
El criterio social depura mensajes a menudo procedentes de los medios y los personaliza en la conversación.
El periodismo futuro combina lo mejor de una y otra tradición. Algunos grandes medios como The Washington Post ya están intentando entrar en la conversación aprovechando herramientas de los medios sociales.
Cada vez serán menos los medios con la potencia y autoridad suficiente para liderar la agenda informativa, pero debajo de los grandes acontecimientos hay mucha información a menudo sepultada. La lealtad a los ciudadanos y el control de los poderes públicos siguen siendo principios irrenunciables del periodismo, pero la cotidianeidad es mucho más.
Este nuevo periodismo surgido de la interacción del tradicional y el 3.0 apunta a un modelo futuro donde:
>> el consumo de información es personal pero se comparte socialmente y el criterio social afecta al periodístico;
>> aparece con fuerza una cercanía emocional a la información multiplicada por la instantaneidad;
>> un rechazo de la institucionalización de los mensajes y una demanda de voz humana para establecer una conversación en confianza;
>> en un entorno de fuerte interactividad desde la agenda que condiciona el producto final.