Mario Garcia y Rodrigo Fino han sido los encargados del rediseño, que apuesta por la L invertida, un recurso inventado por Lucy Lacava (La Presse, The Sun) y seguido en España por Javier Errea en Diario de Noticias.
Publicamos a continuación en exclusiva un artículo de Rodrigo Fino sobre el proyecto.
Con rediseñar no alcanza, repensar es la clave
por Rodrigo Fino
Hay procesos comunicacionales que son inevitables. Mientras la banda ancha se expande, la conexión inalámbrica se vuelve un estándar, las capacidades de almacenamiento digital crecen exponencialmente y las posibilidades de intercambio informativo se aceleran, confirman que la tecnología y su arrasador empuje, modifican (en este instante), modificaron (hace unos segundos) y modificarán (dentro de los 30 segundos siguientes) la forma en que los medios de comunicación se estructuran. El tiempo y las denominadas tecnologías de la información, van creando las nuevas condiciones en las cuales se establece el contacto con las audiencias y mejoran las posibilidades de acceso a la información en esta dinámica global. Si esto pasa en la vida cotidiana de los lectores ¿Podemos seguir diseñado, escribiendo, editando, distribuyendo los periódicos impresos igual que hace 10 años?, hoy el lector es ¿Fuente informativa y generador de información o sigue siendo aquel pasivo lector de periódicos, gris, opaco y del que sabíamos muy poco de él? Dilema que los mismos involucrados han resuelto inclinando la balanza hacia lo primero. En la economía de la atención los lectores han tomado en sus manos el entretenimiento y la información desde el día en que se distribuyó el primer correo electrónico y apareció el primer walkman al mercado. Inevitable proceso metafísico en donde Sony inició el cambio y el IPod lo ha cristalizado de manera fulminante.
Adaptarse a las nuevas necesidades de los lectores es una oportunidad. Se aprovecha o queda a merced de la competencia. El lector inquieto no se conforma con un solo soporte informativo. Los diarios Reforma, El Norte y Mural, no decidieron simplemente rediseñarse, sino que por el contrario buscan ampliar una redefinición más profunda, más allá de los resultados finales, por que entienden que el contexto mediático se ha modificado. Cambiar tipografías, es fácil. Modificar una estructura de diseño y estandarizar columnas
y estilos para que se generen proceso productivos eficientes, no es el colmo de la astucia. Nutrir de pensamiento periodístico un trabajo de diseño y dotarlo de una visión y filosofía editorial, un deber ser de cada pieza editorial y gráfica, no es una tarea sencilla, sobre todo si esto se hace desde el minuto cero del proyecto involucrando a diseñadores y periodistas. Protagnistas indivisibles, antagónicos pero necesariamente congruentes en un equilibrio inestable permanente. Y si a esto le sumamos trabajo colaborativo y aporte individual en simultáneo entre consultores y el equipo de profesionales de los diarios Reforma, El Norte y Mural, tres de los mejores departamentos de diseño del mundo y de los más premiados por la SND (Society for news design), da como resultado una usina de ideas editoriales y de diseño (por momentos incontenible) que estos periódicos saben siempre aprovechar. Y esto, que es la piedra fundamental de todo proceso de repensamiento, el lector no lo ve en forma tangible hasta 21 meses despues de iniciado el trabajo, como es en el caso de los diarios del Grupo Reforma de México.
Repensar un periódico es un acto de valentía. Repensar obliga a derribar paradigmas. El diseño periodístico no es un fin en sí mismo predeterminado ad hoc, es un camino a recorrer a la hora de desarrollar un proyecto editorial en este contexto dinámico y de cambios tan profundos. Después de todo, este recorrido se basa en conceptos que deben, imperiosamente, terminar por hacer que las audiencias "conecten", confortablemente, con la información impresa y más aún, deben provocar el deseo irrefrenable de ser informado.
Repiense, no rediseñe. Es inevitable.
Otros P21 sobre rediseños y remodelaciones: El abandono de la palabra, Tres Le Monde en uno, Le Figaro es más humano y más inglés, Así será el nuevo The Guardian