Juan Pedro Quiñonero coincide en mi crítica al nuevo Le Monde y asegura que abandona "la palabra, la crónica, el comentario y el análisis... la materia prima" del diario francés.
Se parece a todos los otros perdiendo su peculiaridad y no aporta nada visualmente. A mí me recuerda muchísimo a lo que le ocurrió a ABC en 1999, cuando abandonó su pasión por la letra con aquel proyecto realizado por Innovation y dirigido por Francisco Giménez Alemán.
"El antiguo periódico era un «tocho» que necesitaba una lectura atenta. El nuevo se lee con una ligereza desarmante: queda un poco «ligero» para el antiguo lector crítico y es demasiado poco original para los nuevos lectores", afirma Quiñonero y concuerdo plenamente. Ese error no está en The Guardian ni tampoco en el ya más ligero Le Figaro.
Curiosamente, el más pesado de los diarios es el líder en internet.
Cuando cada vez menos gente lee y los gratuitos cubren las necesidades de muchos, la letra sigue siendo reclamada y respetada por los verdaderos lectores. Tener o no tener tanta es uno de los nuevos dilemas de los diarios de referencia. La calidad, los valores, el estilo y la personalidad quizá son más importantes.
P21 | Tres Le Monde en uno