Debate sobre el Estado de las Autonomías en el Senado. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, hace un discurso político nacional pasando por encima del portavoz popular, Pío García Escudero, y del propio Mariano Rajoy.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le contesta satisfecho de poner una puya más en el lomo de un líder popular aún cuestionado.
Fernando Moraleda, flamante secretario de Estado de Comunicación, sale lanzado al pasillo dispuesto a ganar puntos en su cometido. Moraleda se encuentra con los cuatro centenares largos de informadores venidos de toda España y se abalanza sobre un primer grupo para resaltar la aguda estrategia de su jefe, el presidente, por si alguien no se había percatado.
Varias chicas siguen con aparente interés las explicaciones de Moraleda. Pero era más bien estupefacción. El secretario de Estado le había colocado el discurso a un grupo de responsables de prensa del PP que habían ido al Senado acompañando a sus jefes políticos.
Moraleda debe consultar más la agenda de la comunicación y recordar que para colocar el mensaje es mejor saber a quién se habla. Algunos malvados ya andan quejosos y recuerdan a Barroso, incluso alguno que empuñó el puñal en los idus de septiembre.
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