Wednesday, September 20, 2006

Todos contra el sindicato del crimen

"La tentativa y no el hecho nos confunde".
Macbeth, acto 2, escena II. William Shakespeare

El presidente José Luis Rodríguez Zapatero enterró el talante el fin de semana en el remate de la Conferencia Política del PSOE. Reivindicó la derecha democrática frente a la "extrema derecha" que pretende "deslegitimar las instituciones" y "poner en cuestión el resultado electoral".
Todos los partidos, unidos, reafirmaron hoy un bloque contra las teorías conspirativas del 11-M y en defensa de las instituciones del Estado, puestas en cuestión permanente por El Mundo y la Cope con la ayuda del Partido Popular bajo la presidencia de Mariano Rajoy, la rúbrica de Eduardo Zaplana y Ángel Acebes, y la vigilancia desde la Faes de José María Aznar.
"Había que terminar con Zapatero, ésa era la cuestión. Al subir el listón de la crítica se llegó a tal extremo que en muchos momentos se rozó la estabilidad del propio Estado. Pero era la única forma de sacarlo de ahí". No son palabras reales sino la paráfrasis de las proferidas por Luis María Anson en una entrevista donde explicaba la génesis y estrategia del "sindicato del crimen". La jauría mediática que acabó con el felipismo.
Entonces no faltaban razones después de la corrupción y el GAL.

En la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI) se reunieron en 1994 Luis María Anson, José Luis Balbín, Antonio Burgos, Camilo José Cela, Julio Cerón, Antonio Gala, José María García, Antonio García-Trevijano, Teodoro González Ballesteros, José Luis Gutiérrez, Antonio Herrero, Federico Jiménez Losantos, Julián Lago, Manuel Martín Ferrand, José Luis Martín Prieto, Luis del Olmo, Raúl del Pozo, Pedro J.Ramírez, Pablo Sebastián y Francisco Umbral.
Información, convicciones, intereses mediáticos y personales unían al sindicato con la estrategia del entonces aspirante al gobierno José María Aznar.
Y fueron recompensados.
¿Estamos ahora ante la misma situación?

El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, denunciaba ayer en un almuerzo con periodistas la existencia de una "democracia mediática que emana una imagen tensa de la realidad y donde se intenta la subordinación de la agenda política a intereses y estrategias ajenas".
López Aguilar aseguraba que la oposición está "trastornada" desde la pérdida de las elecciones. Un resultado que no ha superado.
El diagnóstico es compartido por muchos tras los excesos de El Mundo y la Cope dominada por Federico Jiménez Losantos.
La conspiración, encapsulada en vídeo por Aznar, radiada con ira en las mañanas de la emisora episcopal y publicada como un serial de pulp fiction por el periódico de Pedro J. Ramírez, choca ahora contra todos.
Primero estalló la derecha mediática y la pelea con ABC demostró que el espacio se achica. Nada del federalismo del sindicato anterior. El de hoy es un Jano bifronte.

El País, objetivo del sindicato original y permanente referente del centroizquierda progresista, contestó a la insidia con el intermedio del Ministerio de Interior.
ABC sigue desde hace un tiempo un intento solitario por alejar a Rajoy de las voces que susurraban la tragedia a Lady Macbeth. El domingo pasado, José Antonio Zarzalejos, su director, denunciaba el empeño de la "información-espectáculo" por imponerse al periodismo, la verdad, la democracia y la política.
"Cuando determinadas polémicas -muy abruptas, como ahora se producen en nuestro país- son calificadas como «guerras mediáticas» se está reduciendo a simple y rasa pelea de competencia lo que representa un debate de carácter ético y deontológico de gran calado que no afecta sólo a los periodistas, ni sólo a los editores, sino a toda la sociedad y, especialmente, a la sociedad que, en último término, con su dictamen debe establecer qué valores desea preservar y qué contravalores quiere desterrar de su convivencia".
Zarzalejos comentaba ayer ante un auditorio de periodistas que soportamos el castigo de un periodismo muy ligado a intereses "intuidos, pero no desenmascarados".

¿Cuáles son esos intereses?
¿Qué persigue el renacido sindicato del crimen agrupado en El Mundo con la Cope y Libertad Digital como cuerpos celestes, y con convivencias exageradas entre políticos y periodistas?
La derrota de 1993 no fue digerida por el PP de Aznar. La del 2004, tampoco.
Entonces había un líder en el Partido Popular y ahora el sucesor elegido vive bajo un secuestro con síndrome de Estocolmo y la amenaza de un futuro breve.
Pero más allá de la política están otros intereses.
El control de la derecha mediática en un escenario donde el reparto de emisoras de radio y televisión está prácticamente acabado y la fragmentación de audiencias obliga a un liderazgo claro para garantizar el negocio.
El Mundo de Pedro J. Ramírez es el referente junto al universo social, cultural e ideológico que ha construido a semejanza de El País.
Convive con la Cope y los medios digitales de la derecha (de Libertad Digital y el Grupo Intereconomía, anterior intento ansoniano, a las nuevas TDT concedidas en autonomías y municipios), apoyados por las televisiones públicas de las baronías populares de Madrid y Valencia, principalmente.
Antena 3 está cerca, pero sin control garantizado. Y Recoletos, con el referente económico de Expansión, en la duda de su futuro y oscilando entre la derecha liberal y la otra.
Un ABC independiente sostenido por la solvencia financiera de Vocento no tiene sitio en ese mapa. La salida a bolsa del grupo en breve augura un recrudecimiento de los ataques como en tiempos ocurrió con Prisa y Sogecable.
Achicar espacio es la estrategia. Construir un universo propio y cohesionado, con órbitas paralelas.

José María Aznar es consejero de News Corporation. Rupert Murdoch, su dueño, sabe mucho de maridajes políticos y periodísticos. Aznar, también.
Este verano las palabras de algunas comidas obligaban a la rigidez atenta de los manteles.
Posibles acuerdos, posibles uniones, cambios de accionariado, intereses intuidos y deseados pero aún no manifiestos. Aznar ya está en el mercado de los medios y mantiene su sueño de un gran referente mediático de la derecha con proyección latinoamericana.
Periodistas como Pedro J. Ramírez siempre han compartido ese sueño. Anson, si a su edad sueña, también. Continuidad de objetivos y de visión. Falta el complemento de prensa para El Mundo, que bien podría ser Expansión si Castellanos y su equipo apostaran por la fusión mil veces rumoreada.
Falta una televisión nacional. Y ahí la pelea será dura.
En las finanzas hay socios dispuestos. Sin duda.
Pero quizá todo acabe entre ruido y furia. Como gemía Lady Macbeth:
"Estos hechos no deben ser pensamiento
(...) de serlo nos volverán locos"
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