Pocas veces se escucha en el periodismo político español una pregunta tan directa como la que Iñaki Gabilondo le hizo ayer a Mariano Rajoy, presidente del PP (vídeo).
Se agradece el punch y la intención de la conversación. Coincido con Javier Pérez de Albéniz en lo mucho que echamos de menos este mismo periodismo cuando en determinados medios (por supuesto en Cuatro) se entrevista al presidente Zapatero y a otros políticos.
El Mundo relanzó la ofensiva de la conspiración del 11-M en este comienzo de curso político y el seguidismo del PP la llevó ayer a la sesión de control del gobierno en el Congreso.
El ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aplastó las interpelaciones del portavoz popular Eduardo Zaplana con los mismos datos revelados por El País. De la desacreditación del delincuente José Emilio Suárez Trashorras a las refutaciones de la conspiración por los mandos policiales de la época del gobierno del PP.
La sospecha de la connivencia apesta aunque los datos sean ciertos.
El Mundo no ha tardado en responder a El País y al gobierno.
ABC, alejado de la estrategia de la dirección del PP, llama la atención a la derecha para que cambie el rumbo y no se deje llevar por las conspiraciones mediáticas.
Un diario atado al partido de la oposición, de sus conspiraciones a sus columnistas. Otro, hermanado vital e históricamente con el partido del gobierno.
Y un ruido y una confusión monumental para los ciudadanos.
Acabe donde acabe este lío, las actitudes de unos y otros están consiguiendo el peor de los resultados: poner en cuestión el funcionamiento del Estado y de las instituciones, la responsabilidad de los políticos, el comportamiento de los medios y la transparencia de la vida pública.
Sin lograr ni luz ni taquígrafos.
Creer a unos o a otros se empieza a parecer a un acto de fe. Lo que nunca debiera ocurrir con la información.
Demasiado ruido, demasiados noes a todo, pocas explicaciones, torticeras argumentaciones, desconfianza general y un roto en la vida pública difícil de restañar.
El sumario judicial y la investigación policial, cuestionados y casi olvidados. Como si fueran un panfleto más.
Los políticos deben reflexionar mucho. Especialmente los que siguen pistas inventadas y atrapan conspiraciones cada día con el único objetivo de lavar sus propios errores.
Los medios y sus profesionales están obligados a reflexionar y sacar enseñanzas de estos últimos tiempos.
Nadie quedará indemne.