"Los Príncipes de Asturias esperan su segundo hijo que nacerá a principios de mayo". El escueto comunicado por SMS de la Casa Real ha puesto en marcha la maquinaria periodística. El hermano/a de Leonor vuelve a revitalizar la urgencia de la reforma de la Constitución.
Una tarea más para los políticos de ésas que no interesan casi a nadie y que no afectan a la vida de los ciudadanos.
Hace falta el consenso del Partido Popular para llegar a la mayoría de tres quintos necesarios y disolver las Cortes. Si se abre la Constitución lo lógico sería hacerlo para todas las reformas pendientes, especialmente la del Senado como auténtica cámara territorial. El gobierno también quiere incluir los nombres de las 17 ¿comunidades autónomas? ¿naciones? ¿entidades nacionales? y una referencia a la estancada Constitución Europea.
Si el hijo de los Príncipes es varón tendrá preferencia sobre Leonor en la línea sucesoria. Un anacronismo en estos tiempos como anacrónica es una monarquía innecesaria excepto para el papel cuché y el espectáculo del corazón tripero.
Puestos a reformar la Constitución habría que plantear democráticamente el futuro de la monarquía, un debate que ninguno de los grandes partidos parece dispuesto a abrir.