La financiación de la iglesia comienza a ser más transparente y responsable. La Conferencia Episcopal ha conseguido el 0,7% del impuesto sobre la renta (IRPF) de los contribuyentes voluntarios frente al 0,52% actual. No habrá aportación directa complementaria como hasta ahora.
La ayuda al desarrollo tendrá que esperar por esa cifra tan reclamada.
Se acabó la exención de impuestos como el IVA y la obligación del estado de sufragar los gastos de los católicos, vigente desde 1979.
El acuerdo entre España y la Santa Sede llevaba a completar las necesidades financieras de la iglesia católica sin que nunca se rindieran cuentas.
Con el nuevo acuerdo la Conferencia Episcopal tendrá que ser responsable de sus finanzas, con los católicos y con los demás. Los fieles deberán sostener a su iglesia en un país donde cada vez menos españoles se confiesan católicos practicantes y la aportación voluntaria del IRPF ha bajado nueve puntos en 11 años, del 42,73% de 1993 al 33,46% de 2004.
Se acaba la hipocresía de los reclinatorios pagados por todos.