Diez periodistas cubanos de Florida han sido acusados de cobrar del gobierno norteamericano para difundir informaciones y opiniones anticastristas en Radio y Televisión Martí, la Oficina de Transmisiones para Cuba.
Entre ellos figura Carlos Alberto Montaner, columnista habitual del Miami Herald, El Nuevo Herald, La Ilustración Liberal y Libertad Digital.
Montaner es autor de varias obras contra el castrismo y la izquierda latinoamericana.
Los periodistas han recibido pagos por sus colaboraciones en la emisora creada en 1983 por Ronald Reagan y patrocinada por Jorge Mas Canosa. Las emisiones de Martí no se pueden escuchar en Estados Unidos debido a las leyes antipropaganda.
Sea cual sea la cuantía y rigor informativo, cobrar de un gobierno o de uno de sus instrumentos de propaganda nunca es bueno para el periodismo.
La revelación de los pagos a periodistas ha creado una gran controversia sobre su legitimidad debido a su trabajo en medios como el Miami Herald, El Nuevo Herald o el diario Las Américas.
Es un caso más de conflicto de intereses entre el trabajo como periodista en un determinado medio y la aparición en otros para sostener opiniones que pueden afectar al comportamiento profesional.
Columnistas como Carlos Alberto Montaner quizá puedan mantener varias vías de ingresos, pero los reporteros y responsables informativos incumplen los códigos deontológicos usualmente aceptados.
El caso no es único. La proliferación de tertulias en los medios y la participación de periodistas dedicados a la información en ellas -la mayoría de las veces muy significadas políticamente- es uno de los desafíos de un escenario volcado en la popularidad y la opinión, y que mina a menudo la imparcialidad de sus informaciones.
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