Para Rajoy, Zapatero es un radical. Para Zapatero, Rajoy es desleal (pacto antiterrorista) y no hace sino meter miedo. La crispación, se llama.
Zapatero ha emprendido un programa de reformas basado en ampliar derechos civiles y cumplir un programa que en buena parte es un desmontaje de los años del PP. Como él mismo recordó, la retirada de las tropas de Irak, la ampliación del divorcio o la selección genética de embriones sin fines clonativos están en el programa con el que el PSOE ganó las elecciones.
Rajoy insiste en el discurso de la ruptura de España, volvió sobre el 11M y le reprocha los pactos con ERC y la revisión de los estatutos.
Duran Lleida tuvo que salir a defender a Jordi Pujol, manoseado por unos y otros.
Zapatero le reprochó públicamente a Rajoy lo que entiende por traición al pacto antiterrorista y su falta de lealtad.
Rajoy acusó a Zapatero de romper el pacto al dejar a Batasuna volver a la política a través del Partido Comunista de las Tierras Vascas.
Debate bronco y pesado. Sombras del pasado y repetición de acusaciones de los últimos tiempos. Zapatero enumeró logros y deseos en su discurso. Rajoy fue a la yugular con sus argumentos más electoralistas y clásicos.
Los dos electorearon con Galicia.
Dice Íñigo Sáenz de Ugarte que miraron mucho al pasado. Lo peor es que el futuro es así.
En los blogs de los medios convencionales, mucha retransmisión en directo en Telecinco. Apuntes políticos, pocos, de Victoria Prego y un nuevo estilo en el estreno de Todo el mundo al suelo: la trastienda vista por una outsider en el Congreso.
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