
El País explica que "al contenido homófobo se suman juicios radicalmente falsos, como el que pretende responsabilizar a los homosexuales de la expansión del sida", reconoce su error y abunda en que "Un periódico no comparte, lógicamente, los contenidos publicitarios que aparecen en sus páginas, pero tiene la obligación de garantizar que no violan su código ético y de impedir que se cuelen bajo el epígrafe de 'publicidad' textos denigratorios". Una regla que muchas veces no se cumple por prisas o falta de supervisión.
En otros foros como Hispanidad ya citan las habituales maniobras del contubernio rojohomsexual para echar leña al fuego.
Es la segunda vez que El País tiene que retirar un anuncio en pocos meses tras la utilización de imágenes del 11S en una autopromoción.
Quizá a algunos les dé miedo o vergüenza, pero la acción ciudadana va conformando un filtro social que ayuda a mejorar los medios, aunque tenga también sus peligros.