El fin de la era de la prensa | 9. Mercado y posición
El País anunció hace unos días una subida del 6% en su difusión de septiembre frente a la cifra del mismo mes de 2005. 435.000 ejemplares, 18.000 menos que al cierre de 2005, según datos de la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD).
El Mundo contraataca hoy con la difusión veraniega de julio y agosto. El diario de Pedro J. Ramírez anuncia un crecimiento del 6% en julio y del 3% en agosto de 2006 frente a esos meses del año pasado para situarse por encima de los 300.000 ejemplares, 14.000 menos que la media certificada de 2005.
El Mundo revela las caídas del 12% de El País y ABC en esos meses de verano y se considera a sí mismo "el diario con más lectores de España" al sumar sus audiencias de papel y en internet.
Pedro J. Ramírez aprovecha para cimentar el big bang de la derecha mediática al cargar contra ABC, del que destaca sus caídas de más del 20% de esos meses, impulsadas en parte por la conspiración de la nueva derecha mediática contra el diario tradicional de ese sector.
El Mundo echa un cable a La Razón (propiedad de Planeta) y destaca su alza del 5% en verano para certificar el cambio de tercio del liderazgo de la prensa.
A El País y El Mundo la crispación les sienta muy bien. El diario impulsor de la nueva derecha conspirativa, tutelada por el ex presidente José María Aznar, concentra al lector militante e indignado de derecha con sus conspiraciones y capta la atención de muchos escépticos de la vida pública y críticos del actual gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Es el gran referente de la oposición más crispada junto a Federico Jiménez Losantos en las ondas.
El País anda desfallecido. Está sumido en una renovación que será larga y todavía es dudosa respecto a su orientación y estrategias. El periódico referente de la Transición está avejentado. Conecta poco con nuevas preocupaciones y sensibilidades, le sobran tics, le falta independencia (política, pero sobre todo corporativa), a menudo es terriblemente aburrido y el fracaso de su estrategia de internet comienza a hacerle perder referencia pese a la apertura de su web tras el intento de pago.
Por todas esas rendijas se cuela El Mundo para un lector joven pero ya asentado, de buena condición socioeconómica y que es más conservador que el lector tradicional del diario de Prisa.
Pero en septiembre llegó la respuesta a El Mundo y la contrainformación sobre la conspiración del 11-M y una parte de su público se volvió a animar.
ABC está a la deriva. El diario sufre una larga renovación más lenta y menos arriesgada de lo necesario. La conspiración en su contra dirigida por Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos (y vigilada de cerca por Aznar) ha hecho mucho daño.
ABC tiene dos enormes problemas: su lector tipo se desvanece (casi ha desaparecido, en cifras y en proyección en la vida pública) y está atrapado en una posición ideológica sin referente en la política real.
Ni hay liberales de verdad en el PP ni Mariano Rajoy es un líder con personalidad. La apuesta puede ser su condena.
Un diario con casi un siglo en la poltrona del poder busca una renovación de audiencia para la que le falta gancho y coraje. Vive un cambio en su línea editorial de mucha valentía pero en el que está abandonado de referentes públicos.
Para rematarlo nada mejor que la doble faz de algunos de sus columnistas, que escriben con un tono e ideas en el diario de Vocento y con otras más próximas a la competencia en las publicaciones de la Faes, las tertulias y otros altavoces mediáticos.
La Razón es una anécdota de nicho ideológico y músculo promocional a rebufo de lo que a José Manuel Lara le dure la paciencia y sus equilibrios con el Avui en Barcelona. Con el fundador Luis María Anson acogido por Pedro J., La Razón cabalga de escudero de quien quizá sólo lo necesita hasta ser campeón del torneo.
El futuro del gratuito ADN y los entendimientos con el conde de Godó tendrán mucho que ver.
En Barcelona El Periódico intenta renovarse y La Vanguardia prepara otra gran reforma como cuando dejó el huecograbado y la caspa posfranquismo para convertirse en un referente de la nueva Cataluña.
Los dos sufren con la difusión tanto o más que los periódicos de Madrid.
Señales de cambio de era
Con tantos factores habría que escribir varias tesis, pero situándome sólo en el periodismo aventuro algunas conclusiones para el debate:
>> Nuevo liderazgo para un nuevo público. El líder de la Transición ha perdido sus atractivos y gran parte de su audiencia. El público más activo social, cultural y económicamente busca un nuevo referente de calidad. El País intenta reposicionarse y El Mundo apuesta fuerte. A ambos les lastra su politización. ABC está muy alejado de esa batalla y en Barcelona La Vanguardia afianza un sitio mejor defendido que el de El Periódico.
>> La información vivirá en internet. Pedro J. Ramírez ha descubierto la Red. Por eso destituyó a Gumersindo Lafuente. Del escepticismo a la apuesta contenida y ahora, el futuro.
Pedro J. sabe que debe dominar la información en internet si quiere ser el líder del futuro.
El País sigue atenazado por la mentalidad de algunos de sus directivos, incapaces de entender una realidad sobre la que teorizan pero donde no actúan o lo hacen muy tímidamente. Su apuesta en la Red es tecnológica, pero su periodismo digital defrauda.
ABC y Vocento tampoco andan con la necesaria presteza y paso firme.
>> Los diarios vuelven a ser ideológicos. Abandonado y sometido el periodismo queda la política del poder. Los diarios son políticos por naturaleza porque su ADN es la vida pública. Pero deben estar más con los ciudadanos que con el poder, con la información más que con la opinión.
La realidad es bien distinta.
Recelosos de lo nuevo, del riesgo, acostumbrados a los pasillos del poder -corredores de ingresos, licencias audiovisuales, publicidad institucional y allegada, etc.- son torpes para transitar por nuevas esferas públicas y privadas.
Por ahí se han colado los gratuitos. En internet, el mercado español está corrompido desde su cuna por los confidenciales, desechos de los viejos medios hechos bits irresponsables y panfletarios.
>> Crisis de negocio. Los diarios son grandes medios, necesitan audiencia y difusión amplias para recabar los recursos necesarios para producir información de calidad. Ese mercado desaparece con la explosión de la multimedia, la fragmentación de la audiencia y la crisis de la comunicación masiva.
¿Pueden ser productos de nicho? Sí, pero sólo con una fuerte reestructuración en su modelo de negocio. Con redacciones de mucha calidad y menos estructura industrial y empresarial. Con un umbral de beneficios más ajustado y estrategias multimedia y multiproducto que ya algunos están desarrollando mientras otros no ven el precipicio.
>> El periodismo cuestionado. La información necesita periodismo. Y periodistas y editores. Pero también volver a sus orígenes: el encuentro y la sintonía con la ciudadanía. Los periodistas ciudadanos, el periodismo 3.0 y la gran revolución de la socialización de la información permite volver a encontrarse, achicar la brecha entre profesionales y público e incorporar el criterio social en los medios.
Si se sigue pensando en la amenaza por encima de otras ventajas el periodismo es prescindible porque no responderá a lo que el público espera.
Los ciudadanos son más corajudos y flexibles.
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