No hay derecho. Nacer a las dos y pico de la madrugada no es de recibo para los diarios. Esta niña real del siglo XXI ya llega perjudicando a la prensa. La hija de los Príncipes de Asturias llegó contra los periódicos de papel, en el peor momento posible: un domingo de puente y cuando la edición tiene que estar imprimiéndose a toda rotativa después del cierre atropellado de una tarde de fútbol.
Vicente Ángel Pérez cuenta en ABC la vigilia de los periodistas de cierre, que otra vez, como los grandes días, trabajaron acompañados de compañeros no habituales a esas horas pero que ya estaban alertados por los mensajes de la Casa Real y el ingreso de la princesa Letizia en la clínica.
Recuerda la maldición de las primeras ediciones porque "los ruteros ya viajan sin ella (la noticia del nacimiento) a muchos puntos de España". Y evoca la sucesión de ediciones del diario hasta llegar a la última, "a las seis de la mañana, con la imagen y las emocionadas palabras de un padre primerizo".
Por eso quizá se cometieron algunos errores de los que siempre ocurren en estas ocasiones. ABC publicaba ayer un árbol genealógico de la Familia Real sin Irene, la última nieta de los reyes, hija de Iñaki Urdangarín y Cristina de Borbón. Hoy lo repite corregido. Sólo falta una fe de errores, que ante los lectores no hay que avergonzarse, sino tener confianza, también para el perdón.
Arsenio Escolar, director de 20 Minutos, contaba las horas de espera con la angustia de las pendientes ediciones del gratuito la misma noche del natalicio.
"Parte del equipo de 20 minutos está cerrando las ediciones normales, que llevan en primera página un titular por abajo que dice: "Doña Letizia, ingresada de nuevo por orden de su ginecólogo", y otra parte está preparando la edición especial que arrancaremos no sabemos cuándo. Esta noche sí que tendré que decir en algún momento la frase que encabeza este blog: "¡Que paren las máquinas!", escribía antes del parto.
En Qué cada edición fue distinta hasta dar con la definitiva.
En la primera erraron el sexo y apostaron por un fotomontaje de un infante inventado con rasgos de sus progenitores. Realidad virtual en el gratuito de Recoletos y La Vanguardia. En la última volvieron a la sensatez y recurrieron al príncipe.
Tampoco han pedido excusas a sus lectores.
En Metro sólo pudieron alcanzar al ingreso en la clínica. Es la dictadura de las rotativas, de la distribución, de los huecos alquilados cuando la imprenta no es propia. Obstáculos que no sufren las televisiones, las radios y los medios digitales, donde sí se compartieron las prisas, las llamadas, los preparativos y las redacciones llenas, tan diferentes de las noches de siempre, con el cierre pendiente del reloj y el teletipo.