La prensa gratuita se ha reunido en Madrid esta semana en el I Congreso Mundial de Prensa Gratuita para reivindicarse y sacar pecho con un manifiesto impulsado por su presidente y director de 20 Minutos, Arsenio Escolar.
Los gratuitos han reflexionado sobre su negocio y su futuro como hacen habitualmente las cabeceras españolas y varias asociaciones locales.
El manifiesto destaca diez puntos:
1. Son un fenómeno periodístico.
2. Fomentan la lectura y amplían el acceso de los ciudadanos a la información.
3. Tienen un importante papel social.
4. Refuerzan la libertad de expresión.
5. Cuidan la calidad.
6. Crean empleo y riqueza.
7. Innovadores en publicidad.
8. Instan a las administraciones a tratarlos con equidad en información y publicidad.
9. Crean lectores y contribuyen al futuro de los medios.
10. Son "en definitiva, un bien público".
¡Plas, plas, plas! Aplausos varios.
El tono reivindicativo es fantástico. Ya no sólo son los diarios de pago los vehículos benefactores de la democracia y la ciudadanía. Los gratuitos se también. Y tienen razón, aunque sobran algunos puntos redundantes y la exageración consustancial de los manifiestos es inevitable. Pero para eso se manifiestan. Sino seguirían trabajando y punto.
También tienen sus pecadillos y vicios, pero ese es otro post.
¡Que los oigan Nicolas Sarkozy o Juan Luis Cebrián, críticos implacables!
El manifiesto llega en época de vacas flacas, cuando los grandes gratuitos han entrado en pérdidas, los pocos que ganaban dinero, y pierden más los que ya perdían.
El problema de los gratuitos es su negocio futuro, igual que el de la prensa de pago. Los temores de que los gratuitos sólo funcionan en épocas de bonanza económica y gran inversión publicitaria con entornos de baja competencia y con costes de impresión y distribución acotados va ganando adeptos.
Y persiste el problema de la diferencia de tarifa con los diarios de pago. Pese a las altas tiradas y las enormes audiencias, la prensa gratuita tiene tarifas publicitarias mucho más bajas que la prensa de pago.
Y en un entorno de rebaja de precios y cuando internet dispara las tarifas bajas a cambio de escala, los gratuitos parecen abocados a ese escenario, que también se cierne sobre los diarios de pago.
España es uno de los países con mayor distribución de gratuitos y de tiradas mastodónticas, con una distribución más intensa geográficamente y en cada población, hasta llegar a ciudades donde al teoría de los planes de negocio desaconseja llegar a no ser a los modelos hiperlocales (que no son las grandes cabeceras).
Quizá por eso la sede de la nueva Federación Internacional de Prensa Gratuita tendrá sede en Madrid.
Y de ahí la pelea con algunos ayuntamientos, kiosqueros, prensa de pago, etc. Un puesto en la calle donde repartir es casi ya imposible y la lucha por los buenos lugares es ya una historia de los gratuitos que está por contar.
El manifiesto va por ellos. Y por el negocio. Pero sin duda alguna son un fenómeno renovador de la prensa como hace años no existía.