The New Yorker quiere a Barack Obama como presidente. Su endorsement del candidato demócrata apuesta no sólo por un político y un carácter, sino también por un autor. Una elección adecuada al carácter de una revista cultural pero que quizá extrañe en el terreno político.
Los editores de The New Yorker señalan que desde Teddy Roosevelt ningún presidente norteamericano ha alcanzado la talla literaria y de ideas del primer afroamericano que podría llegar a la presidencia.
Cuando los libros, autobiografías o biografías más o menos parciales, son un arma habitual de las campañas y los presidentes escriben libros al acabar sus mandatos no es mala idea fijarse en las dotes literarias para reforzar una elección.
La revista advierte: "Obama empezó a escribir a los treinta, antes de ser candidato a nada". Una oportuna advertencia que intenta eliminar sospechas de su carrera como autor.
Pero la visión del Yorker es adecuada. En las obras de los candidatos se advierte con nitidez su pensamiento, su carácter y el tono avisa sobre comportamientos futuros.
En todo caso, aviso: "una elección presidencial no es un premio Pulitzer, elegimos a un político y, esperamos, a un estadista, no a un autor". Pero los libros ayudan.