Una de las muchas cosas que el fallecido Juan Pablo II reformó fue el cónclave, la reunión de cardenales que elige al nuevo pontífice. Nació en 1271, cuando los nobles de Viterbo acabaron con tres años de discusiones sobre un candidato italiano y otro francés encerrando a los electores hasta conseguir la fumata blanca, señal de la elección de un nuevo papa.
En este cónclave no será así. Si a la vigesimocuarta votación no hay mayoría de dos tercios, los cardenales podrán admitir la mayoría simple.
El cónclave tiene un aura de secreto inmemorial y está blindado contra las filtraciones. No es una elección normal, según la iglesia, sino "un ámbito de retiro sagrado en el que los cardenales electores invocan al Espíritu Santo" para elegir al nuevo vicario de Cristo con su inspiración.
La inspiración divina no requiere tecnología, y por eso Juan Pablo II explicitó en Universi Dominici Gregis, de 1996, que se prohibiría a los cardenales cualquier aparato de contacto con el mundo exterior.
No habrá blogs, podcasting ni otras filtraciones digitales. Varios expertos se asegurarán de que los electores no incumplen las normas.
También está prohibido pactar, aceptar compromisos electorales y hacer campaña. Los métodos mundanos no caben en los comicios de la casa de Dios.
Este año los cardenales estarán más cómodos. Al papa se le elige en la Capilla Sixtina, bajo la inspiración de la obra magna de Miguel Ángel, una de las mejores visiones del poder divino en la Tierra. Antes los cardenales se alojaban en dependencias de los palacios vaticanos, la mayoría bien decoradas por pintores, escultores y otros artistas del Renacimiento y el Barroco, pero con pocas comodidades domésticas.
Juan Pablo II el reformador también se ocupó de esto y quienes eligen a su sucesor estrenarán la Casa de Santa Marta, un alojamiento con comodidades al que será necesario separar más del exterior para que nada pueda influir en la elección de los prelados.
Antiguamente había tres modos de elección: per acclamationem seu inspirationem (por aclamación o inspiración), per compromissum (por compromiso) y per scrutinium (por escrutinio). La Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis declara abolidos los modos de elección por aclamación y por compromiso, dejando el escrutinio como único método válido.
Los candidatos están en todos los medios y todas las bocas. Las casas británicas de apuestas echan chispas y emulan al Gran Derby. Con su nueva estrategia bloguera, Telecinco ha comenzado ya a publicar un blog sobre el cónclave que elegirá al sucesor del primer papa no italiano en 455 años.
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