Ser periodista no es fácil en México, uno de los países más peligrosos para los informadores por la impunidad y el gatillo fácil de los narcotraficantes, y la intolerancia antidemocrática de los políticos.
Seis periodistas fueron asesinados en 2004 y en este año 2005 ya han sido asesinados dos: el director del diario La Opinión y la reportera Guadalupe García Escamilla. Otro periodista, Alfredo Jiménez Mota, está desaparecido y se teme lo peor.
"Los periodistas en México se han convertido en un blanco natural de los narcotraficantes", afirma el doctor Guillermo Ibarra, de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Ibarra explica que los periodistas ejercen en México la labor de investigación y denuncia no realizada por el gobierno ni las autoridades locales.
En las zonas urbanas donde arraiga el narcotráfico hay "una gran inyección de capital" en los ramos inmobiliario, de servicios y finanzas, tanto que "la vida económica y social está invadida por el dinero del narcotráfico, y ya no son pasos de droga hacia los Estados Unidos, sino grandes centros de consumo".
Organizaciones de periodistas internacionales denuncian la connivencia entre política y narcotráfico así como la pasividad de las autoridades.
La amenaza es especialmente fuerte contra los medios locales, cuyos profesionales conviven día a día con los narcos y las poblaciones bajo su control.
La Opinión | Los periodistas mexicanos en constante peligro de muerte
Declaración de la Federación de Periodistas de México
Reporteros sin Fronteras | México
Reporteros sin Fronteras | México | Informe 2004
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