¿Existe una regla para saber a cuántos metros cuadrados toca cada ministro? ¿Está el despacho de la ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, dentro de la superficie útil ministerial? La respuesta es sí, atendiendo a las instrucciones dadas por la Junta Coordinadora de Edificios Administrativos en noviembre de 2001, con el popular Cristóbal Montoro en el Ministerio de Hacienda.
La dignidad se gana y se pierde en 30 metros de minipiso, pero los prebostes españoles nunca han conocido tales estrecheces (con excepción del coche oficial).
La Junta de Edificios Administrativos comunicó al ministro Montoro en marzo de 2002 los metros cuadrados de superficie útil adjudicables a cada estamento del poder:
Ministros, 345 metros cuadrados.
Secretario de Estado, 270.
Subsecretario, 240.
Director general (despacho), 40.
Nivel 30 (despacho del más alto funcionario), 25 metros.
Sólo el PP reprobó ayer a la ministra y CiU presentó una propuesta para aparcar la construcción de minipisos.
El presidente Zapatero dijo el lunes pasado en TVE que los tres grandes objetivos del Ministerio de la Vivienda: liberar suelo del estado, promover el alquiler y fomentar la construcción de viviendas de protección oficial, estaban conseguidos.
¿Qué hará la ministra Trujillo el resto de la legislatura?
Una idea: que cierren el ministerio y repartan los metros cuadrados de los burócratas entre los solicitantes de vivienda social.
Antes, cuando España era un país pobre, el poder se medía por la superficie de poltrona donde mejor asentaban los culos oficiales. Recuerden el NODO y los culos gloriosos, traseros de Falange, culos de tecnócratas. El mobiliario moderno ha acabado con aquellos despachos donde aún se podía ver la huella de los culos burócratas en el cuero amoldado. Algunos todavía olían, o así le parecía al ciudadano de pocos derechos que hasta allí llegaba.
Hoy ganan los áticos y dúplex, y sesudos funcionarios estudian la superficie útil y edificable del poder. ¿Materia para el Código del Buen Gobierno?
P21 | ¿Cuántos metros cuadrados necesita la dignidad?