ZP fue a Francia y venció. Nunca desde la creación de la Asamblea Francesa tras la Revolución de 1789 un político español se había dirigido a los diputados vecinos para arengarles sobre un asunto político: la Constitución Europea.
Sólo el Rey había hablado en el parlamento galo.
El presidente José Luis Rodríguez Zapatero tuvo en París el debate inexistente en España. Allí experimentó la relatividad de la política. Apoyó al gaullismo en el sí a la euroconstitución y dio un tirón de orejas a los socialistas que coquetean con el no.
Le ocurrió como en España, donde los enemigos le apoyaron y los amigos y socios defendieron el no.
Fue aplaudido por todos al hablar de la retirada de Irak, donde la grandeur ha estado en oponerse a la política del imperialismo democrático de George W. Bush y los neocons. En parte por las ventas de armas a Sadam y las viejas relaciones con el sátrapa derrocado.
Zapatero fue saludado como socialista por sus correligionarios y hubo de recordar que estaba en la tribuna como presidente del gobierno español. La derecha aplaudió más y ZP comenzó a aprender en carne propia la verdad mudable de algunas grandes declaraciones y cómo Europa, las medidas sociales, la descentralización del estado, etc. no son valores absolutos, sino estrategias y tácticas que cambian tanto como las fronteras políticas, más profundas que las aduaneras.
Una buena enseñanza para aprender que Europa también es un club de intereses nacionales y sectoriales.
ABC | La derecha francesa «encuentra líder»
La Voz de Asturias | Solemnidad que derivó en guirigay
P21 | El no del PP
P21 | El no nacionalista
P21 | Zapatero necesita una libreta