Es el año Bono, no hay duda (no, perdón, no el ministro de Defensa, me refiero al cantante de U2). Viernes, 25 de febrero, Los Ángeles Times publica un editorial donde lanza la candidatura de la estrella de rock para la presidencia del Banco Mundial, una de las mayores instituciones financieras globales y responsable de una gran parte de la lucha contra la pobreza.
Unos días antes, el cantante irlandés aparecía en la lista de candidatos para el Premio Nobel de la Paz.
Y antes estaba de nuevo en la reunión del Foro Económico de Davos, donde ya es un asiduo en la reunión de los poderosos de la Tierra.
En Porto Alegre ya no se le ve, prefiere aprovechar su popularidad para inflirtrarse entre los poderosos como él y así conseguir difundir más su mensaje.
Bono, defensor de los pobres. Bono, estrella comprometida.
El líder de U2 ha conseguido multiplicar la imagen de compromiso político y social de algunas estrellas del rock que comenzó con el mítico Concierto por Bangladesh y se multiplicó en los numerosos espectáculos benéficos que desde entonces son ya una rutina en el mundo del show business.
Bob Geldof estuvo a punto de conseguirlo antes con Live Aid (1985), pero se quedó a medias, seguramente por la desaparición de su grupo, los Boomtown Rats.
No es casualidad que sea Los Ángeles Times quien proponga a Bono para la presidencia del Banco Mundial. El diario de la capital mundial del espectáculo sabe de la efectividad de los ídolos. Por eso defiende al rockero, y porque para Estados Unidos, que rige la institución, es mejor el poder blando de colocar a un izquierdista moderado y asentado en el marketing como Bono que poner a otro burócrata sin carisma o a algún neocon que aumente las antipatías contra el imperio global.
LA Times recuerda el viaje de la extraña pareja: Bono y el entonces secretario del Tesoro Paul O´Neill por África, que provocó un cambio de la visión de la ayuda al desarrollo en los grandes foros mundiales.
El LA Times le recuerda al presidente George W. Bush que la marca América ganará la simpatía que pierde con las armas y la arrogancia económica si se apoya en Bono.
Es una jugada maestra. En el mundo del infoentretenimiento y el marketing nada mejor que una superestrella para vender, lo que sea: discos, solidaridad, branding global, ayuda al desarrollo.
No hay impedimentos formales para que Bono asuma el cargo. No hay que ser economista ni norteamericano necesariamente, aunque son dos fuertes tradiciones. LA Times propone para el Banco Mundial lo que han hecho muchas compañías: dar más poder al marketing.
Bono puede ganar el Nobel de la Paz y ser presidente del Banco Mundial. A muchos les parecerá absurdo, pero el poder de irradiación del personaje no es un factor a despreciar.
Bono for the World Bank
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