¿Existe el periodista digital?
Licenciado, entre 26 y 30 años, con contrato fijo, perceptor de un sueldo aproximado de 15.000 euros anuales y encargado de volcar la información aparecida en el soporte tradicional.
Es la descripción del periodista digital español según una encuesta realizada para el Congreso de Periodismo Digital de Huesca. Refleja la realidad de un medio todavía inmaduro y donde la dependencia de la prensa tradicional es excesiva. El ciberperiodista español es muy similar a otros como el descrito el año pasado en Latinoamérica.
>> La falta de un modelo de negocio viable, por publicidad y por recursos;
>> la dependencia del medio digital respecto al tradicional, de contenidos, publicidad y organización;
>> y la concepción del producto digital desde la prensa de papel
son los principales obstáculos para el desarrollo de la figura y el perfil del periodista digital.
Inmediatez de respuesta, profundización referencial a través del hipertexto y capacidad multimedia. Son las tres diferencias principales entre el periodismo de la prensa tradicional y el periodismo digital. Después vendrían cuestiones de estilo (información como conversación), estructura de la información (no lineal) y enfoque (nuevos temas e intereses, profundización vertical), menos definitorios.
Esas tres características son inasumibles para la mayoría de los periodistas formados en los medios tradicionales. Sólo unos pocos lo han hecho, sólo algunos han intentado la crónica en tiempo real, los blogs y la redacción multimedia. Para los demás haría falta mucha formación y un cambio radical de la cultura y la organización de las redacciones tradicionales.
La convergencia no ha funcionado porque es muy difícil ajustar los ritmos de producción de la información digital y la de otros medios sin perder calidad o sin tensar la organización hasta lo insoportable.
La falta de desarrollo del ciberperiodismo proviene de la falta de definición del modelo de negocio y del producto digital, y más concretamente de las ediciones digitales de los medios tradicionales.
El periodismo vive tiempos de poco riesgo. La mayoría de los editores y ejecutivos de la comunicación confían más en el marketing que en los contenidos. Si no hay dinero por delante, poca aventura.
El periodista digital no sólo lucha contra la falta de comprensión del periodista tradicional. No habrá reconocimiento del periodista digital hasta que la información que proporcione tenga valor por sí misma. Hasta que dé noticias propias. Para eso hay que hacer información con fuentes directas, imposible si se trabaja en el volcado y la edición.
Por ahí se han colado los medios digitales independientes, fórmulas diferenciadas del papel como ElMundo.es, medios hiperlocales y blogs.
La condición y estado del periodista digital no es independiente del producto y su rendimiento. Los orígenes del periodismo nunca fueron fáciles, hay que trabajar, arriesgar y sufrir hasta que llega el momento, si llega.
Ningún convenio colectivo ni un estatuto intervencionista y politizado cambiará la situación hasta que no se produzca el desarrollo del medio. Hasta que profesionales y editores aúnen esfuerzos para llegar a nuevos públicos con otros mensajes.
Faltan emprendedores, faltan creadores que no repitan los mismos vicios y rutinas. Como ha dicho Victoria Prego, la esclavitud del periodismo contemporáneo español viene de los poderes económicos más que de los políticos. Añado: y del poder político convertido en económico a través de la publicidad institucional y las subvenciones, fundamentalmente.
En la economía de la atención, los medios digitales deben atraer el interés de los desinteresados en los tradicionales, encontrar nuevos públicos, ser complementarios de los medios convencionales y también competir con ellos.
El público es más multimedia que nunca, pero la atención no es infinita.
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