Las cámaras ocultas, las grabadoras escondidas, los teleobjetivos y los métodos de encubrimiento se han empleado siempre en el periodismo. El abuso, la mezcla de realidad y ficción (infotainment o realities) y su utilización para introducir elementos dramáticos en los reportajes han llevado a que un juez de Barcelona falle en contra de El Mundo TV por un reportaje titulado El negocio del fútbol.
La sentencia argumenta que el uso de métodos encubiertos sólo se justifica en "temas de interés general cualificado, como pueda ser la comisión de delitos o la práctica de actividades que afecten a la salud". Pero el magistrado va más allá, acusa al programa de buscar el morbo y aunque deplora la conducta de los protagonistas del reportaje, intermediarios entre clubes y jugadores, no ve proporcionalidad entre los métodos y los objetivos y condena a los periodistas.
Los códigos periodísticos insisten en el propósito de descubrir conductas ilegales o impropias para permitir el encubrimiento, pero plantean otras reflexiones.
>> La Declaración de Principios de Conducta de la Federación Internacional de Periodistas (IFJ) subraya la necesidad de utilizar métodos justos para conseguir información. Principio de proporcionalidad.
>> El código de la BBC se extiende más. Alude al interés público, a la justicia y proporcionalidad de métodos y objetivos, a la supervisión de los editores, al respeto a la intimidad (sobre todo de víctimas, personas en situaciones límite y menores) y se refiere a la posibilidad de utilizar métodos encubiertos cuando un "acercamiento abierto no conduciría a resultados".
La sentencia del juez se basa poco en los hechos --el mayor es que no hay delito que denunciar ni conductas peligrosas para la sociedad-- y juzga intenciones, cuestión delicada. Acusa al reportaje de buscar el morbo y no el interés general.
El magistrado demuestra cierta inocencia y desconocimiento del trabajo periodístico cuando dice que si los periodistas querían informar de cómo funciona el mercado de fichajes "siempre podían haber acudido a las instancias oficiales que intervienen en las mismas o a las personas privadas que habitualmente se dedican a este tipo de negocios".
Lo que los periodistas mostraban es el mercado del fútbol y el tipo de gente que lo mueve: quiénes son y cómo actúan. No encontraron delitos, pero sí conductas suficientemente dudosas como para que el juez rebaje la indemnización solicitada de 300.000 a 6.000 euros. El juez insiste en que los periodistas no debieron recurrir al engaño ni engatusar al inocente traficante de futbolistas.
El abuso del empleo de las técnicas de encubrimiento tiene mucho que ver en la sentencia. La reacción ante los excesos puede desembocar en ocasiones en limitaciones para la información.
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