Thursday, January 20, 2005

George W. Bush comienza su segundo mandato


El presidente norteamericano comienza un segundo mandato del que muy pocos se fían.
Seymour H. Hersh, el reportero que descubrió las torturas de Abu Ghraib y los errores de planificación de la invasión de Irak, analiza los posibles cambios y ve pocos:
"El presidente y sus asesores de seguridad han consolidado el control sobre los militares y la comunidad de inteligencia".
Es la tesis defendida por Hersh, James Fallows y otros. Bush y los neocons tienen una agenda, un propósito, retuercen la realidad y todos los recursos para lograrlos.
Hersh predice el continuo declive de la CIA y su control férreo por los halcones encabezados por el vicepresidente Dick Cheney.
Los neocons no admiten errores. El imperio es infalible aunque la situación en Irak se deteriore cada vez más.
Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa que quiso ganar una guerra con menos tropas de las necesarias y falló, es cada vez más poderoso.
Condolezza Rice será una secretaria de Estado más dura de pelar y menos afable que Colin Powell. Bush mantiene su objetivo de extender la democracia en Oriente Medio por la gracia del imperio. Un objetivo lejano y para el que hacen falta más amigos, más tacto y más recursos pacíficos de los que la Casa Blanca parece dispuesta a emplear.
Irán está en el punto de mira. Muchos recuerdan la humillación de la crisis de los rehenes poco después del triunfo de la revolución islámica. La presión exterior fortalece a los más duros entre los ayatollahs y dificulta el camino a los moderados.
¿Hasta cuándo durará el apoyo de Blair?

Las nuevas evidencias de torturas y su empeño en no reconocer errores, a imitación de Bush, no puede ir mucho más lejos. El Continente está cada vez más lejos y más unido, y Gran Bretaña está aislada.
En la economía, el déficit y el fracaso de Bush en revivir la reagonomics hace sospechar a muchos que la sociedad de propietarios tan cacareada por los republicanos no es más que capitalismo rampante y una forma de deshacerse del poco sustento social que todavía presta el estado en Estados Unidos.
El aviso de la prestigiosa revista liberal que apoyó a John Kerry en las elecciones es ilustrativo:
"A radical who runs away from his own revolution is merely a vandal".

The New Yorker | THE COMING WARS
The Atlantic | Bush's Lost Year
The Economist | Four more years
The Economist | Hearts, minds and shameful pictures
The Nation | None So Blind
P21 | Venció el miedo