Sebastià Serrano ha dimitido como decano del Col·legi de Periodistes de Catalunya sólo 15 días después de ganar ajustadamente (51,06% de los votos frente a 46%) las elecciones del 12 de diciembre y se despide con una carta (.doc en catalán) muy crítica con su oponente Pilar Antillach y su candidatura, a los que acusa de abortar todos sus intentos para formar una junta "equilibrada".
Serrano ofrecía dos vicedecanos a Antillach frente a uno suyo a cambio de los dos puestos de la junta permanente correspondientes a la demarcación de Barcelona para su candidatura, ganadora en esa circunscripción.
El dimisionario afirma estar preparado para un "partido de tenis, pero pero otros prefirieron un combate de boxeo y se prepararon para boxear". Acusa a sus oponentes de emprender un "asalto organizado" al órgano profesional.
Al ya ex decano del colegio profesional catalán sólo le ha dado tiempo a publicar el apoyo de la institución al informe del Consejo Audiovisual (CAC) contra la Cope.
La crisis del órgano de representación periodística se produce en medio del debate sobre la nueva Ley Audiovisual de Cataluña y mientras el proyecto de Estatuto de los Periodistas Profesionales (wiki de P21 con toda la información) está en la Comisión Constitucional del Congreso y después de que este año surgiesen muchas críticas a su gestión durante la crisis del Carmel, cuando el control y las restricciones de la información provocaron la tormenta sobre el oasis catalán una cierta autocrítica en algunos medios.
La perdedora, Pilar Antillach, había sido muy crítica con la conducta de la junta anterior, su debilidad frente a las presiones políticas y la falta de defensa de los profesionales en el ejercicio de su función. "El problema es la parte de la profesión que se siente obligada a solicitar permiso para hacer de periodista", dijo en una entrevista en la que también denunciaba la obsesión por las clasificaciones de "los nuestros y los otros, dependiendo de quién mande".
Antillach también ha mantenido una postura crítica frente al proyecto de Estatuto de los Periodistas, del que ha denunciado (como hemos hecho aquí) que tiene aspectos positivos pero que no se puede dejar la regulación de la profesión en manos de los políticos y con un sistema de elección de los Consejos de la Información por cuotas y en donde los periodistas están en minoría.
Ojalá la crisis anime una reflexión responsable e independiente de los periodistas catalanes, y de todos los demás, sobre las amenazas más urgentes a la profesión y cómo cumplir mejor nuestra obligación de ejercer el derecho a la información de los ciudadanos de la mejor manera posible.