Será por la ley antitabaco. Será por los diez años en antena. Será por agotamiento de los comentarios, por renovación. Será porque el cine ha cambiado o porque su sitio ya no es la televisión generalista. Qué grande es el cine, el programa de José Luis Garci, se cae hoy de la parrilla de TVE.
476 películas escogidas entre el catálogo de la televisión pública y donde ha habido de todo, pero el espacio de Garci, uno de esos pocos directores españoles oscarizados, era un clásico aunque nunca fue un blockbuster.
Programó muchos clásicos, unos viejos y otros más nuevos, y emitió películas que hubiéramos abandonado en una butaca incómoda sino fuera porque son historia fílmica. Siempre le faltó la versión original reclamada por los cinéfilos y le sobró mucha tertulia para otros.
En Que grande es el cine no bien acababa la película y ya el humo desenfocaba a los contertulios, que de madrugada comenzaban su charla, más interesante que la presentación, dura, académica, casi leída tantas veces, agotadora otras por redundancia.
Faltó a veces coordinación de los críticos (Marías, Lamet, Marchante, Torres-Dulce, Giménez Rico, etc.) o sobraron tomas comunes. Interesaba más el ojo personal sobre una película que la reiteración de cortes de historia cinematográfica. Por ahí se colaba el aburrimiento y en la impaciencia por la película los pies del telespectador volvían a patear el suelo como en los viejos cines de piso de madera blanca de lejía.
Unos avivan fantasmas políticos tras el cese del programa, porque los fantasmas pululan la vida entera en estos días extraños. Otros dicen que ya vale, que no es para tanto.
Garci niega censuras y asusta fantasmas. Recuerda los programas de cine que quedan y afirma que el suyo era "un oasis".
El director discrepa de esas nuevas tertulias gritonas de la nueva televisión: "Yo veo El rondo ahora y no se entiende. Hablan seis a la vez".
En la suya las voces no se atropellaban en la oscuridad de ese pequeño patio de butacas donde se veía y se oía cine, y ya es un mérito. Diez años son una historia. Por la suya pasaron muchas películas que conocíamos y otras no tanto. Unas nos gustaron y otras sirvieron para reafirmar que tanto mito a veces es sólo repetición de un error o pasión individual requetemachacada.
Garci recuerda hoy Revista de cine, de Alfonso Sánchez, como el gran clásico sobre el séptimo arte de la televisión española. Allí aprendimos tanto, a pesar del catálogo recortado, de las versiones donde la tijera del censor había dejado su corte, a pesar de aquella voz, tartamudeante e impaciente.
No sé si en las palabras de Garci había mucha verdad, pero sí había cine. Sólo esperar que no haya menos en el nuevo servicio público.
ABC | "Jamás he generado un problema, mi programa cuesta lo mismo que en 1995"