Asesinatos, secuestros, asedios a diarios. Es el día a día del periodismo en México, donde en los últimos 18 meses han sido asesinados ocho periodistas, uno sigue desaparecido y un diario (Noticias de Oaxaca) ha sufrido un asedio ordenado por las autoridades políticas que le ha impedido continuar su actividad normal. Hoy se edita desde una ciudad cercana.
La razón: la connivencia entre el narcotráfico y la corrupción política, que se extiende por un país que parece cada vez más inundado por una delincuencia organizada que empapa todo el tejido político y social.
Son las conclusiones del último informe de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) presentado a las autoridades de la república.
A finales de agosto una treintena de editores de diarios firmaron la Declaración de Hermosillo por la "alarma por el número de asesinatos y agresiones cometidos contra periodistas, especialmente en el norte del país", donde la frontera con Estados Unidos se está convirtiendo en un territorio al margen de la ley.
El documento señala que "muertes y desapariciones de hombres y mujeres de la prensa han colocado a México, durante los últimos meses, en el primer lugar entre los países del continente en este ominoso tema".
Su resolución es luchar contra la impunidad, pero es difícil cuando la complicidad del poder y la delincuencia está tan extendida. La situación ha sido reiteradamente denunciada por organizaciones como Reporteros sin Fronteras o el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
México repite los problemas de Colombia, el país sudamericano más peligroso para los periodistas en los últimos años por la presión de la tríada narcotráfico, guerrilla y guerra sucia.
México y Venezuela son los dos países que por sus amenazas a la información han protatonizado los debates de la asamblea general de la SIP recién celebrada.
P21 | Un diario asediado por el poder
P21 | Narcos y políticos contra los periodistas mexicanos