Su último artículo fue para denunciar este estatuto de los periodistas con palabras repetidas aquí y por muchos otros:
"Un periodista no debe tener más ni menos obligaciones que una persona cualquiera: las laborales deben estar regidas por los acuerdos de su sindicato y sus patronos (...) y las de la posibilidad de escribir no deben tener más límites que los del Código: es decir, lo que pesa sobre cualquier ciudadano. Como la libertad de prensa no es un derecho del periodista, sino del ciudadano. (...) Cada definición que se haga de la libertad de prensa es, al mismo tiempo, una definición de cuántas cosas se pueden hacer al margen de ella. Y siempre, en esta profesión y todas las actividades de la vida, el derecho y la ley son siempre las del poder".
Ese poder que el estatuto instaura sobre los periodistas para contento de quienes los quieren dóciles o callados.
Y lo dice quien supo del carné, calló y obedeció, incluso alguna vez con entusiasmo.