Crecen las redacciones abiertas al público. El empleo de las redes sociales y el uso de las nuevas herramientas informativas se va asentando en algunos medios para mejorar la interacción y la comunicación entre medios, periodistas y público.
Es el momento de convertir las redacciones en redes sociales donde periodistas, fuentes, expertos, lectores habituales y público en general puedan relacionarse y aumentar el uso y comunicación sobre las noticias y la información.
La agenda del reportero tiene que estar también en la web porque cada periodista puede convertirse en una red social a través de la información y sus relaciones con fuentes y público.
Muchos periodistas ya lo han entendido y aprovechan como los mejores superusuarios herramientas como Twitter, Facebook, Linkedin y todo tipo de redes relacionadas con su trabajo.
La Nación acaba incorporar a las firmas de los reporteros su usuario de Twitter. Una buena forma de potenciar la participación distribuida en las redes y ayudar a los periodistas a establecer relaciones en una red especialmente atractiva para la información.
Hoy aquel guiño del Chicago Tribune de introducir los usuarios de Twitter de sus responsables en la mancheta del diario es una necesidad, no una prueba.
El desarrollo del periodista como red social y de los medios como nuevos espacios públicos es imprescindible cuando el periodismo puede entenderse como un proceso informativo en tiempo real y flujo social.
Pero no olvidemos que todavía hoy uno de los desafíos principales es conseguir que los periodistas dialoguen de verdad con el público. Sólo así es posible recuperar el viejo objetivo de convertir la información en una conversación y no volver a encerrarse en un monólogo.
No todas tus fuentes ni tus lectores están en las redes sociales. Y muchos de ellos no participan activamente ni tienen suficiente confianza en ellas para contar algunos detalles que puedan considerar sensibles.
Los medios deben evitar un desplazamiento de su público real a un usuario más interactivo pero que no es su audiencia objetiva real, aunque cada día crezca la convergencia entre usuarios de redes y público de información. Equivocarse de público puede ser un error de muchos medios y periodistas cuando se pasa más tiempo ante pantallas -ordenador, móvil, etc.- y disminuye la relación directa con las fuentes y el público. Además de la presencia en los lugares donde se produce la información.
Uno de los mandamientos que los reporteros y medios no deben olvidar es que el propósito principal del periodismo es contar lo que ocurre, no lo que algunos cuentan o creen que ocurre.
Para evitar ese desplazamiento de la audiencia y la información y caer en los peligros de la endogamia en la web 2.0 es conveniente abrir ventanas especialmente diseñadas para el público objetivo real de cada medio, además de usar con criterio las herramientas de la participación distribuida.
En un proyecto como La Voz del Interior, un diario local tradicional de Argentina, hemos intentado evitar esos problemas y aumentar la relación entre periodistas y público real a través del propio diario y su edición digital.
Cada periodista de La Voz tiene un perfil donde el público de lavoz.com.ar puede interactuar con la redacción y seguir la actividad informativa y de comunicación de cada persona de la redacción.
En La Voz del Interior se construye una red social centrada en la información y el ámbito local, donde cada usuario puede acceder y compartir la información entre público y redacción, pero además cuenta con herramientas como un muro público, mensajes a las comunidades informativas que periodistas y público comparten, o mensajes directos a cualquier miembro de la redacción para poder ampliar contenidos, relaciones o información.
Aumentar la participación distribuida es una meta, pero es todavía más importante conseguir mejorar y desarrollar la interactividad con el público objetivo real y los nuevos públicos con mayores posibilidades de fidelización.
Todavía no es fácil. A muchos periodistas les cuesta manejar este tipo de herramientas y practicar un periodismo más abierto y participativo.
Para muchos usuarios tampoco es sencillo y en muchos medios, sobre todo medios locales o generalistas, donde las nuevas herramientas se utilizan menos, es importante que el periodismo no contribuya a crear una nueva brecha digital entre los hiperconectados y el resto.
No dejar a los lectores detrás es un principio imprescindible para la supervivencia de un periodismo de contacto, cercano, abierto, incrustado en su sociedad. Es valioso recuperar los viejos valores del periodismo: informar, formar, ayudar a construir una ciudadanía democrática, para actualizarlos y reencarnarlos en la red ayudándose de las nuevas herramientas.
De lo contrario el periodismo perderá su misión y valor fundamental de servicio público.