El debate parlamentario más importante del año, y seguramente de la legislatura, no se retransmitió en directo en la primera cadena de TVE. Acostumbrados a aburrirnos tantas veces con sesiones parlamentarias insulsas e intrascendentes la decisión de TVE de mantener su programación sorprende y carga de balas la semiautomática del PP contra Alberto Oliart y la dirección de la radiotelevisión pública.
¿Traicionados por la multiplataforma? RTVE se defiende aludiendo a la retransmisión en directo del debate sobre las medidas del Gobierno contra la crisis en el canal 24 Horas y en la web RTVE.es. Un alarde de fe en el futuro multimedia. Pero aunque las televisiones comienzan a ser multicanal y multiplataforma con la TDT e internet, los televidentes siguen apegados mayoritariamente a la pantalla tradicional. Y nada más extraño que ver cómo transcurrían Los Desayunos de TVE con Cayo Lara comentando las medidas. El líder de IU estaba liberado para estar en directo en el estudio porque no es diputado.
Con un canal 24 Horas con menos de 200.000 televidentes de audiencia matinal y todavía menos viendo el debate en la web, donde las visitas diarias totales no llegan al medio, las disculpas de la televisión estatal son pueriles o malintencionadas, lo mismo que su decisión de no ofrecer en directo un debate crucial.
RTVE incumplió ayer su más elemental misión de servicio público: informar a los ciudadanos y "contribuir a la formación de una opinión pública plural", como dice la nueva Ley Audiovisual. Quizás el espejismo de un televidente multiplataforma, ese que ve televisión en el ordenador, en el móvil y en la TDT temática cegó a los responsables de la televisión estatal. Con suerte fue sólo una mala decisión profesional. Pero la sombra de la sospecha de la manipulación se alarga por mucho que las palabras de Zapatero y Rajoy fueran recogidas en un programa mimado por la dirección de la Corporación y que parece intocable, hasta cuando la información debería imponerse a la opinión de los tertulianos.