Amordazados por el Tribunal Europeo de Estrasburgo. La prensa alemana se ha levantado contra una sentencia que condena a varias revistas por publicar fotos de la vida privada de Carolina de Mónaco y su familia. Los directores y editores más importantes han firmado un manifiesto instando al Gobierno del canciller Schroeder a "parar la censura" de la corte europea. Una demanda que no ha sido atendida. El ejecutivo federal no recurrirá.
El caso recuerda a la reciente protesta del presidente José Luis Rodríguez Zapatero contra la revista Diez Minutos por publicar fotos de sus hijas durante las vacaciones.
La gran diferencia es que Zapatero ha preservado hasta el momento su intimidad. Carolina es famosa por airearla.
La resolución del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo afirma que las fotos invaden la intimidad de Carolina y su familia. Su publicación no tiene interés público que lo justifique.
El fallo contradice otro de la Corte Suprema de Alemania de 1993 que, sobre el mismo caso, establecía que la princesa monegasca era un "personaje histórico contemporáneo". Esa condición le obligaba a aceptar la difusión de fotos tomadas en lugares públicos con la excepción de sus hijos menores de edad.
Esa definición contempla el problema de los famosos que convierten su intimidad en pública. Una vez que se viola es difícil recuperar el control sobre ella.
Hasta aquí la doctrina aceptada por la mayoría de códigos deontológicos y organizaciones profesionales:
>> los personajes públicos deben aceptar, en su condición pública, que se informe sobre sus actos;
>> la excepción es la protección de los menores;
>> la información sobre la privacidad de las personas sólo se justifica por razones de interés público;
>> quien preserva su intimidad debe ser respetado, el que la vende entra en un mercado perverso.
Los editores y periodistas alemanes alertan sobre una interpretación restrictiva de la sentencia y la erosión del derecho a la información. Temen que no se pueda informar sobre actos privados de personajes públicos que puedan descubrir comportamientos impropios o delitos.
Alegan que la sentencia puede dar lugar a que sólo se puedan publicar imágenes de la vida privada de personas públicas con su consentimiento, lo que podría impedir la difusión de información de interés.
El temor de los periodistas alemanes tiene sentido. En los últimos años se vive una interpretación restrictiva del derecho a la información. Recientemente el diario La Voz de Almería ha sido condenado por publicar la imagen de una nudista en un lugar público.
Los temores son razonables. La amenaza existe.
Pero no es menos cierto que la invasión de telebasura, prensa del corazón y el sensacionalismo rampante ha deteriorado los criterios y la ética.
El interés público y la revelación de delitos deberían ser criterios suficientes para garantizar la información y el papel de control de la vida pública que realiza la prensa.
Pero para mantener esa legitimidad de vigilante, el periodismo debe comportarse con ética, rigor y responsabilidad.
Mezclar el derecho a la información con el sensacionalismo y el negocio de la privacidad ajena puede proteger contra alguna sentencia pero acabar con la confianza de los ciudadanos en el periodismo.
ABC | Alemania ignora el clamor de la Prensa contra la censura y defiende a Carolina
The Guardian | German media fear VIP 'censorship'
P21 | El derecho a la intimidad del presidente