A los dirigentes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) les indigna que el Estado asuma sus obligaciones con los ciudadanos. Será porque así se conoce el papel del Estado y algunas coartadas políticas caen.
El líder del partido, Josep Lluís Carod-Rovira, acusó ayer al presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, de comportarse como "míster Marshall" y ofrecer limosna con los 16 millones de euros en ayudas destinados a los afectados por el derrumbe del barrio del Carmel.
El político independentista afirmó que el estado le debe todavía a Cataluña 11.284 millones más de los famosos 11.300 millones del supuesto déficit fiscal.
Carod llegó a reprochar a los vecinos que han perdido sus casas que aplaudiesen a Zapatero mientras abucheaban a los políticos catalanes. Carod no está contento con nada, a pesar de que Zapatero erró al no atender a más vecinos y realizar una visita fugaz. Lo intentará arreglar con otra visita el jueves próximo.
Manifestación de los vecinos del Carmel./La Vanguardia
En La Vanguardia, Joan Puigcercós, la cara amable de ERC en Madrid, abunda en la misma tesis: "es humillante que la misma semana en que nos dicen que no se toca la financiación, nos vengan con esa limosna".
Los dirigentes de Esquerra machacan la monserga del déficit fiscal y se olvidan de los repetidos fastos urbanísticos de Barcelona mientra barrios como el Carmel sufren viejos problemas.
Quizá les duela que ellos, componentes de la Generalitat del tripartito (PSC-PSOE, Esquerra, Iniciativa) no han dado señales de vida ante el problema. El siempre locuaz conseller en cap, Josep Bargalló, se ha refugiado en esta crisis y ha dejado que el conseller Joaquim Nadal y el president Pasqual Maragall (que igualó el derrumbe a la tragedia del Prestige), ambos del PSC-PSOE, encaren las responsabilidades y a los afectados.
Puigcercós también esconde el papel de Enric Marín, el responsable de la secretaría de Comunicació del Govern. Marín fue quien prohibió el acceso de los informadores a la zona del derrumbe. Transparencia republicana.
Dos muestras de la solidaridad de Esquerra, que pese a la retórica social e izquierdista no va más allá de ellos mismos y sus intereses electorales. La coartada nacionalista de la queja permanente en su pura expresión. ¡Habría que verlos si el Estado no hubiera acudido en socorro de las víctimas!
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