Fool´s Day se puede descargar gratis en la web de Blur, pero la canción del grupo británico ha sido la estrella en el Record Store Day (un día con lanzamientos especiales para promover la música independiente) con mil copias vendidas en una edición limitada en vinilo.
¿Puede el modelo de descargas gratuitas y ediciones especiales ayudar en el negocio de la música?
Para los músicos con grandes éxitos parece que cada vez más. Para los músicos de clase media y proletarios, los que no llegan a las grandes cifras y se tienen que conformar con el mercado de larga cola, parece que no tanto. Pero tampoco compensaba mucho el anterior sistema. La capacidad de atención en los medios digitales depende ahora más de ellos mismos que de la promoción y apoyo de una discográfica, aunque todavía son imprescindibles en una mayoría de los casos para el éxito o el fracaso.
Jason Lanier, músico y uno de los pioneros de la realidad virtual, afirma que el modelo de negocio gratis no funciona. Se une a tantas voces que defienden los modelos freemium, con contenido gratuito para conseguir audiencia y atención, y productos de pago para sostener el negocio.
Para los éxitos no hay problema. Siete de las diez canciones del top musical en España en febrero han vendido más de diez mil copias, físicas y digitales, según Promusicae. Los que no alcanzan esas cifras lo tienen peor.
La razón está en que los derechos de la música digital online no compensan a los músicos. Pero son a la vez demasiado altos para los proveedores, que deben pagar derechos a las entidades de gestión y a las discográficas. Un coste superior a los seis euros por usuario de streaming que no compensa ni a músicos ni a empresas si no se completa con otros ingresos, como intenta Spotify.
Una difícil ecuación cuando el precio de la música se acerca a cero -0,000746 € por cada canción transmitida y oyente sólo en derechos de las entidades de gestión en España, a los que deben sumarse los de las discográficas y autores: 0,10 a 0,15 euros de coste total por canción- pero el mercado del hiperconsumo y la abundancia obliga a una oferta muy grande para atraer a suficientes usuarios que puedan sostener el negocio con publicidad, pago, ecommerce, merchandising y conciertos.
Uno de los nuevos negocios seguramente con futuro es conseguir ingresos de las grabaciones de los conciertos, un buen trato para los músicos y su público. Una idea que Apple explora ahora con una nueva patente para iTunes que podría incluir las entradas y material audiovisual exclusivo en el precio de la música en vivo.
Este gráfico basado en datos recopilados por The Cynical Musician muestra claramente cuánto deben vender en cada plataforma los músicos para alcanzar el salario mínimo en Estados Unidos. En la diferencia de volumen están las ventajas para los consumidores y los problemas y ventajas económicas de cada soporte: