2,50 euros. Es el nuevo precio de El País los domingos. Otro aumento desde que en marzo del año pasado el periódico de Prisa pasó a costar 1,20 euros los días laborables.
Como entonces es otro intento de sostener los ingresos y contrarrestar la debilidad publicitaria igual a la puesta en marcha por otros grandes diarios de todo el mundo.
¿Es una estrategia adecuada?
La difusión de los diarios continúa bajando. En marzo pasado El País perdió un 7% de su difusión (385.62 ejemplares), El Mundo cayó un 13% (287.871) y ABC descendió un 3,76% (260.021). Sólo Público continúo creciendo hasta los 82.294 ejemplares.
La caída fue peor los domingos: El País perdió casi un 8% (624.24 ejemplares), El Mundo un 20% (350.947) y ABC se dejó un 22% de su difusión (279.882) el día de mayor venta. Público se situó en 115.000 ejemplares.
Los diarios han perdido su vieja fortaleza de casi duplicar la venta los domingos. Y con esa pérdida cae la audiencia y la facturación en el día más importante de la semana, cuando los dominicales y el esfuerzo promocional que todos realizan multiplica los costes.
¿Es momento de aumentar el precio o de reducir costes y ajustar la oferta dominical?
Según el último EGM, los suplementos dominicales perdieron audiencia (8,1 millones de lectores) hasta casi la mitad de la audiencia de los diarios (15,3 millones).
Cada día se leen menos, pero siguen siendo el único soporte publicitario de los diarios para cierta publicidad de consumo.
Y el tiempo dedicado a la lectura continúa bajando, también los domingos. Los periódicos están obligados a preguntarse de nuevo la auténtica rentabilidad e interés de su oferta dominical.
El País vendía 732.000 ejemplares los domingos en 2008, con casi 110.000 ejemplares menos, cabe preguntarse si aumentar unos céntimos el precio compensa o lo que debe revisarse es la oferta informativa, de producto y promocional del domingo.
La demanda de los diarios es bastante inelástica, pero en un entorno de caídas continuas de difusión, volver a aumentar el precio no parece lo más adecuado a largo plazo. Ni con la la renovada confianza de los medios en sus ingresos de pago debido a la caída del mercado publicitario.
A pesar de la ventaja respecto a sus seguidores, el peligro de los aumentos de precio -aunque acompañen a la inflación- es agudizar la pérdida de difusión y perder relevancia en el mercado de la influencia.
La desaparición de los grandes diarios como generadores de agenda y opinión pública en el día de mayor audiencia y lectura.