La televisión reina en todas las plataformas y no diferencia entre pantallas. No importa si es TDT, iptv o vídeo en internet. Los hábitos de consumo son tan fuertes que el menú preferido de programas y cadenas cambia muy poco en función de la plataforma y la pantalla en la que se consume.
Si se compara la audiencia de las cadenas en televisión convencional y en TDT en marzo, justo antes del apagón analógico, se comprueba que la nueva televisión temática en abierto es segunda cuando se suman todos los canales, pero el ránking de audiencia de la TV de siempre se mantiene.
Lo mismo en internet. Al comparar su cuota de audiencia en internet con la cuota de pantalla, la escala de puestos es la misma.
Incluso el prime time es muy similar entre televisión en internet y la convencional, como se puede ver en esta comparación entre los horarios de consumo de televisión, iPlayer (televisión en internet) y el tráfico en la Red en Gran Bretaña.
Los programas y el poder de marca de las cadenas mandan. Los contenidos siguen siendo los reyes de la televisión y se ven los mismos en todas las pantallas.
Lo demuestran los datos en España o el empuje de Hulu en Estados Unidos, la plataforma de contenido profesional, convertida ya en la segunda web de vídeos en internet, pero la primera en tiempo de consumo por la audiencia, con 2,4 horas al mes por persona según datos de comScore y casi cuatro horas según Nielsen, muy por encima de las menos de dos horas al mes pasadas en YouTube.
¿Y la promesa de la televisión personal?
Avanza, pero muy dependiente de la programación convencional, la gran devoradora de la atención del público. La atención es multiplataforma. No entiende de límites entre pantallas.
El poder de prescripción de la programación influye tanto que la mitad de quienes ven programas de televisión en internet y otros sistemas de vídeo bajo demanda lo hacen en los siete días seguidos a su emisión convencional, según varios estudios.
La presión de internet por el directo y el tiempo real ayuda a las cadenas de televisión a sostener su poder más allá de la televisión convencional. La gente quiere ver las mismas cosas en el momento que se programan.
Esta migración de fortalezas de la televisión tradicional a las nuevas pantallas es uno de los problemas principales del vídeo y la televisión exclusivamente en internet. Si no ofrece los programas líderes en ese momento se tiene que conformar con la larga cola.
Un difícil hándicap para la rentabilización del vídeo en internet por muy grande que sea la plataforma, como YouTube y pese al crecimiento de la publicidad en vídeo. O se difunde el contenido profesional, instalado en la atención del público por las grandes cadenas, o el negocio se resiente.
Aunque la televisión y el vídeo en internet preste un inestimable servicio a quienes no pueden ver los programas cuando se emiten.