El escritor mexicano Jordi Soler, en España publicado por Alfaguara (Prisa), reflexiona en El País sobre el Periodismo 3.0 (participativo o ciudadano) y dice algo que me ha sorprendido: "¿En qué se convierte la información cuando todos la generan y ninguno la recibe?".
De todo lo que se puede criticar a la irrupción del público en el periodismo (y el autor reitera algunos de los argumentos más comunes y repetidos), la frase de Soler es una de las más vacuas y equivocadas.
Los medios sociales todavía tienen nanoaudiencias, pero en crecimiento, lo que no pueden afirmar la mayoría de los medios, que pierden audiencia, especialmente la más joven y cualificada.
Soler no parece entender la sustitución del broadcasting, el patrón de uno a muchos en el que se basa la información de masas, por la conversación, el diálogo de muchos a muchos.
Tampoco lo entienden quienes publican el artículo. Siguen sordos.
Pero Soler suelta otra perla: "Y una vez extendida la fiebre, los reporteros ciudadanos irán todos fotografiando cualquier pieza de información, cualquier cosa, porque todo puede ser noticia".
Por supuesto. Y el criterio social lo filtrará sustituyendo a la uniformidad de la información institucionalizada por los grandes medios y los profesionales.
Para cribar, la conversación y la tecnología que la permite.
Que todo puede ser noticia lo sabe cualquier periodista. Todo depende de cómo se presente. La búsqueda de una definición de noticia es uno de los temas recurrentes de la reflexión sobre el periodismo y la comunicación.
El periodismo local y el sensacionalismo (especialmente el político y social) saben mucho de eso. De cómo tras la cotidianeidad está la sorpresa informativa.
Los medios sociales y la tecnología avanzan. Y también la reflexión sobre ellos, sus límites y problemas, pero no en los medios tradicionales, que siguen mirando al fenómeno desde la vieja y agrietada atalaya de los guardianes.
P21 | Periodismo ciudadano en el 7J