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Thursday, October 13, 2005

Las razones tendenciosas de CC OO

A favor y en contra hay muchos empeñados en hacer del proyecto de estatuto de los periodistas profesionales algo sobre lo que no se puede hablar y discutir, cuando es preciso un amplio, documentado y razonado debate

Los responsables de la Agrupación de Periodistas de CC OO protestan en una nota contra los editoriales de ABC y El Mundo y contra las declaraciones del presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid y la Federación de Asociaciones de la Prensa, Fernando G. Urbaneja, contra el proyecto de Estatuto del Periodista Profesional. Reclaman "a todos los actores que participan en este proceso, cordura y responsabilidad", pero debe ser para los demás, porque ellos mantienen la tergiversación y el engaño.
Los responsables de Comisiones, con Carmen Rivas a la cabeza, hablan de:
>> Sociedad abierta y democrática, cuando en el artículo 16 del proyecto limitan el acceso libre y gratuito a los registros y expedientes oficiales sólo a los periodistas, en lugar de pedirlo para todos los ciudadanos.
>> Valorar el derecho a la información, cuando lo limitan para los ciudadanos los únicos titulares de ese derecho según el artículo 20 de la Constitución y las leyes internacionales (artículo 19 de la Declaración de Derechos Humanos).
Y lo hacen cuando los ciudadanos tienen más herramientas y posibilidades que nunca para convertirse en informadores y emisores de opiniones más allá de la comunicación interpersonal.
>> Velar por la veracidad de la información, cuando todos, periodistas y ciiudadanos, a favor y en contra del estatuto, pedimos lo mismo, y nada mejor que eliminar cualquier corporativismo y aumentar la transparencia de poderes y medios para lograrlo.
>> Garantizar la independencia de los informadores, para todo lo cual defienden un estatuto que pone a los periodistas bajo el control de los políticos y los sindicatos al crear consejos estatales y autonómicos de la información cuyos miembros son elegidos por los parlamentos y que serán quienes otorguen el carné de periodista, que identifica para ser sujeto del los derechos citados en el estatuto;
>> Promover un código deontológico, cuando existen muchos, entre ellos el de la Federación de Asociaciones de la Prensa, y es un error convertirlos en ley, como pretende el estatuto.
Un código deontológico debe ser un consenso entre periodistas, editores, medios y público, y la mejor forma de que sea efectivo es la autorregulación, como demuestran casos famosos como la Press Complaints Comission británica, ejemplo de independencia para todos. Los poderes sólo deben velar para hacer cumplir las leyes que obligan a todos los que emiten información, sean periodistas profesionales o no.
>> Defender los derechos laborales de los periodistas, cuando nada hay en el estatuto de esa materia y los propios impulsores del estatuto promovieron en su día una propuesta de ley de derechos laborales de los periodistas que no ha sido presentada en las Cortes, pero que sí ha sido recogida en gran parte en los convenios y acuerdos firmados los últimos años entre propietarios de medios y trabajadores, como es el caso de los dos convenios colectivos marco de prensa diaria (pdf).
Comisiones Obreras se entrega a la demagogia con parrafos como el siguiente:
"CC.OO. considera los ataques al Estatuto como una defensa de los privilegios de los propietarios de los Medios de Comunicación que no quieren oír hablar de derechos de periodistas, ni de regulación laboral y profesional. Lo que pretenden es controlar la información ¿cómo en el franquismo? sin que los periodistas puedan ejercer su actividad desde el más escrupuloso respeto a la verdad y por tanto a la ciudadanía. Para ello están dispuestos, incluso, a resistirse a las decisiones del poder legislativo que, en este caso, se ha limitado a recoger las demandas de las organizaciones de periodistas".

Automáticamente, todos los ciudadanos y periodistas que nos oponemos a una regulación intervencionista, restrictiva y corporativista como la planteada nos convertimos en golpistas o algo parecido.
Los dirigentes de Comisiones deberían recordar sus orígenes asamblearios y deliberativos, escuchar y aprender a tolerar las voces discrepantes. El estatuto se puede rechazar, entero y en parte. Y por supuesto se puede mejorar una vez que está presentado a trámite.
Pero no es con descalificaciones de unos y otros como se conseguirá.
Por mi parte os ofrezco un wiki en el que recojo información básica sobre el proyecto, su legitimación profesional y jurídica, su génesis y alcance, etc.
Espero ir completándola para que realmente se produzca primero la información necesaria para que todos, periodistas y no periodistas, piensen y juzguen por sí mismos; y segundo, para establecer un debate que está ausente en las redacciones y en la ciudadanía, secuestrado por la mala situación laboral de muchos profesionales, el temor al nuevo ecosistema de la sociedad de la información y el Periodismo 3.0, y tercero, para que lo que ha empezado, a mi entender, mal, acabe de la mejor forma posible.
Pero para eso necesitamos todos razones y cordura. En el proyecto de estatuto hay buenas y malas ideas, soluciones y más problemas, pero es necesario el consenso más amplio, no la imposición.
Con ataques injustificados y cerrazón no se conseguirá.

Estatuto del Periodista Profesional - Wiki sobre periodismo y medios de Periodistas21.com

Sunday, April 10, 2005

Los periodistas, su estatuto y sus peligros

La Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE) se moviliza para proponer un Estatuto del Periodista alternativo al presentado por Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados. Un proyecto intervencionista que deja en manos de un Consejo Estatal de la Información y de sus réplicas autonómicas el poder de decidir quién es periodista a través de un carné.
El sueño de los políticos, control estatal y control autonómico. El periodismo definitivamente sojuzgado por ley.
La FAPE abandona también el Foro de Organizaciones de Periodistas, la organización de colegios de periodistas, asociaciones de la prensa, sindicatos y otros colectivos que en mayo de 2000 aprobaron un proyecto de Estatuto del Periodista Profesional, primero asumido por el PSOE y luego recogido por Izquierda Unida para su tramitación en Cortes en noviembre de 2004.
El periodismo está en crisis. Como siempre. Nunca ha sido una profesión fácil, siempre ha estado expuesta a las críticas y tampoco ha estado bien pagada (con la excepción de algunas estrellas, especialmente de los medios audiovisuales).
La explosión del oficio con la creación de facultades y la licenciatura de 5.000 nuevos periodistas al año (40.000 alumnos) ha facilitado la aparición de un mercado laboral inestable, poco ordenado y con malas condiciones económicas y profesionales.
El periodismo vive amenazado y debe cambiar para sobrevivir (y mejorar). Por una parte, la presión del público y las fuentes; por otra, la de los políticos y el poder, la del negocio y los beneficios, el deterioro del oficio y las condiciones de trabajo, la tecnología y el asalto de los ciudadanos a los medios.

El Estatuto del Periodista Profesional (pdf) desarrolla los derechos de los informadores profesionales y limita el acceso a la profesión a través del establecimiento de un carné profesional otorgado por esos consejos de la información, dominados por representantes políticos, sindicales y sus terminales asociativos.
Sigue la tradición intervencionista y sindical de regulaciones como la francesa de 1935, la italiana de 1963 o la más moderna, la portuguesa de 1999, el ejemplo en el que se basa gran parte del proyecto de estatuto español. Con una gran diferencia: la comisión portuguesa está "presidida por un magistrado y constituida por periodistas profesionales y representantes de los diferentes medios de comunicación social".
En la propuesta del Foro recogida por IU, el Consejo Estatal de la Información será elegido por Congreso y Senado entre periodistas (8), juristas (2), representantes empresariales (4), sindicales (4), y de las asociaciones de consumidores, telespectadores y radioyentes (4). Y lo mismo los organismos autonómicos.
La diferencia es clara: autorregulación o intervencionismo estatal y político directo y a través de sus organizaciones afines.
La esencia del periodismo es controlar al poder y servir a los ciudadanos. Quizá hemos llegado a un punto en España en el que cuanto más se habla del periodismo como profesión más se considera como un mero trabajo dócil y cómodo. Muchas veces cuesta salir del amparo de las salas de prensa y la redacción para patear calle. Otras veces la saturación de trabajo y funciones no permite el contacto directo con la información y el periodista acaba burocratizado y sin experiencia directa de la realidad.
Algunos piensan que el Estatuto es la única forma de solucionar el terrible deterioro laboral de la profesión, pero no es verdad. Un estatuto no sirve para acabar con los contratos basura ni para fijar pagas dignas.
Para acabar con la precariedad de los contratos y la mala situación profesional de gran parte de la profesión, la FAPE propone contratos marco: una negociación entre las asociaciones profesionales y las de editores para llegar a un acuerdo que marque reglas claras para el desarrollo de un periodismo de calidad.
Un estatuto no sirve para mejorar el periodismo, sólo mejorable desde la exigencia personal y profesional de cada uno, y cada uno según su responsabilidad: de reportero, jefe, director o editor.
El periodismo y la democracia necesitan mejores periodistas y mejores editores. No necesitan más control político. Cuando los periodistas abren un resquicio a los políticos, ellos se meten en tromba, ocupan todo el espacio, pasan por encima de la profesión y sólo demandan obediencia.
Ya lo hacen sin necesidad de estatuto, a través de sus gabinetes de prensa, de las subvenciones, de la publicidad institucional o de las empresas que controlan.

El proyecto de estatuto también tiene otros puntos polémicos como la inclusión de un código deontológico dentro de la ley (una peligrosa confusión).
Sólo establece dos deberes: el de informar y la responsabilidad deontológica, cuya transgresión es castigada con multas o retirada del carné.
Obliga a que los directores de medios sean periodistas profesionales, lo que puede suponer una violación de la libertad de empresa y un empobrecimiento radical de la profesión y los medios.
Establece obligariamente comités de redacción vigilantes del poder de los directores y editores, y del respeto del Código Deontológico.
La aparición del proyecto ha llevado al Congreso la discusión sobre el oficio del periodismo. No parece que esa misma discusión se esté realizando en las redacciones ni tampoco, hasta ahora, en las organizaciones profesionales.
Al hablar con muchos periodistas se descubre una gran ignorancia sobre la propuesta. La mayoría de las preocupaciones están más en los aspectos laborales que en los profesionales.
Es hora de debate, serio y responsable. Es hora de reivindicar el periodismo como disciplina de información veraz vigilante del poder y transparente y responsable ante los ciudadanos.
Es hora de exigir condiciones dignas para ejercer el periodismo, sobre todo cuando los beneficios acompañan y porque el deterioro de la calidad conduce a la pérdida de credibilidad e interés del público.
Pero también es hora de ser autoexigentes, más transparentes, más abiertos a los nuevos medios, las nuevas formas de usarlos y la democratización radical de la información.
Y también de reivindicar un poco ese viejo ímpetu corsario que ha hecho posible la rebeldía y el mejor periodismo de todos los tiempos.

APM | Once mil asociados de la FAPE proponen otro estatuto
P21 | El Congreso debate el Estatuto de los Periodistas
P21 | IU presenta el Estatuto de los Periodistas en el Congreso
P21 | Un estatuto para los periodistas

Wednesday, May 04, 2005

Silencio sobre el estatuto de los periodistas

El proyecto de ley de estatuto del periodista profesional (pdf) acaba hoy su duodécima prórroga para la presentación de enmiendas en el Congreso sin que se hable mucho de un proyecto vergonzante que está pasando de puntillas por los medios y la discusión pública.
La mayoría de los grupos políticos están encantados con un proyecto intervencionista que ampliará su influencia en la profesión. Por eso nadie está muy predispuesto a defender a los críticos de la futura ley que creará un Consejo Estatal de la Información y sus réplicas autonómicas, dotadas de poder para regular el acceso a la profesión y para sancionar a periodistas y medios por violaciones del estatuto o del código deontológico que incluye.
La incongruencia llega al punto de que la comisión deontológica será reforzada con dos magistrados, confundiendo ética y ley o faltas profesionales y delitos.
Los periodistas están desmovilizados, entregados a la falacia de que un estatuto acabará con la pésima situación laboral de muchos profesionales. Mentira avivada por los sindicatos y contra la que otros exigen contratos marco y un compromiso entre empresarios, editores y profesionales.
Otros viven el sueño de que los comités de redacción (creados por ley) sustituirán ventajosamente a sus jefes en las redacciones y a los directores de los medios.
En un país donde el franquismo y la burocratización son todavía señas de identidad grabadas en el ADN público, a pocos parece preocupar que los políticos (no los profesionales a través de autorregulación, ni las leyes civiles, penales, etc.) controlen el ejercicio profesional y el derecho a ser periodista.
Es el periodismo vuelto del revés. La prensa abdica de su función de controlar al poder y es el poder el que controla a la prensa.
Democracia orgánica de nuevo. Repasemos los impulsores del proyecto de estatuto: sindicatos, colegios profesionales y grupos políticos estatalistas. ¿Les suena?
En la composición de los consejos de la información hay tercio sindical y el tercio familiar se sustituye por las "asociaciones de consumidores, radioyentes o telespectadores elegidos por mayoría de 2/3, dos por el Congreso y dos por el Senado". Todo convenientemente autonomizado.
Pero a pocos parece importar. El estatuto es una ley particular para un colectivo cada vez más heterogéneo y abierto. Es la defensa contra la invasión de la información por los ciudadanos, las fuentes, las empresas y otros actores (pdf).
Es también una reacción desproporcionada y sesgada contra el intrusismo profesional y los excesos de las empresas y el periodismo basura.
Pero el estatuto no arreglará esos problemas.
Los profesionales están ausentes del debate pese a los llamamiento de la Federación de Asociaciones de la Prensa (FAPE). Los políticos van del ansia saturniana de devorar a los periodistas al jesuitismo de otros que en su día apoyaron el proyecto y hoy hacen remilgos cuando se les pide apoyo para mejorarlo.
¿Y los editores? Primero protesta y desde entonces, silencio.
Los grupos políticos han solicitado varias comparecencias. En la lista destaca la presencia de todos los impulsores del estatuto: sindicatos, colegios profesionales y muchos catedráticos.
También representantes de los órganos de los países en cuya legislación se inspira el estatuto: Francia, Italia y Portugal. Curiosamente los países de legislación más intervencionista y donde la difusión de diarios y consumo de información es menor, con los índices de lectura más bajos de Europa.
Están convocados los directores de informativos de las televisiones nacionales en abierto, pero no los de los diarios o las radios. La razón puede estar en que algunos confunden los consejos audiovisuales con los consejos de la información.
Por supuesto figuran dos de los sabios del comité para la reforma de RTVE más afines a ciertos partidos políticos: Enrique Bustamante y Victoria Camps.
Está también el defensor del lector de El País, pero no el de La Vanguardia o la defensora de La Voz de Galicia.
También los directores de los máster de periodismo de los diarios nacionales, pero no los de otras escuelas ni facultades.
Por supuesto no hay editores.
El periodismo español ya anda suficientemente maleado y en breve le darán el estatuto.

P21 | Los periodistas, su estatuto y sus peligros
P21 | El Congreso debate el Estatuto de los Periodistas
P21 | IU presenta el Estatuto de los Periodistas en el Congreso
P21 | Un estatuto para los periodistas

Tuesday, November 23, 2004

El Congreso debate el Estatuto de los Periodistas

Izquierda Unida presenta hoy en el pleno del Congreso una proposición de ley con el proyecto de Estatuto de los Periodistas (pdf) promovido por varias asociaciones profesionales y sindicales.
La diputada Isaura Navarro será la encargada de defender el proyecto, que no cuenta con el consenso de los demás grupos, a pesar de que hace un año la proposición (entonces no de ley) fue defendida por el PSOE. El proyecto, que presumiblemente será enmendado más tarde, también ha sido contestado desde diversos medios e instancias profesionales.
La Federación de Asociaciones de la Prensa (FAPE) alertó a través de su presidente, Fernando González-Urbaneja, que un estatuto profesional no solucionará el problema de las condiciones laborales de los periodistas, para lo que la federación propone modelos de contratos aceptados por trabajadores y empresas.
Urbaneja señaló también que la FAPE se opone a la intervención política en la profesión y apuesta por la autorregulación.
El texto del Estatuto (pdf) presentado alude a la necesidad de regular la profesión periodística para desarrollar el artículo 20 de la Constitución, que "no contempla como sujetos específicos a los profesionales de la información".
El Estatuto intenta luchar contra el intrusismo profesional resucitando el carné de prensa al estilo Fraga (ley de Prensa de 1966, a la que cita expresamente) regula la cláusula de conciencia, el secreto profesional y apuesta por la creación de Consejos de Información autonómicos y uno estatal como máximos vigilantes de la profesión.
La diputada Isaura Navarro invoca como inspiración fundamental la necesidad de "garantizar a un tiempo el imprescindible pluralismo de los medios y la independencia que necesita el periodista para su trabajo".
La independencia en las redacciones se reafirma a través de comités de redacción (capítulo V), uno de los aspectos más polémicos del proyecto.
Navarro destaca "el establecimiento de un sistema de incompatibilidades y un código ético, cuyo control se confía a los Consejos de Información que puedan constituir las Comunidades Autónomas y a un Consejo de Información de ámbito estatal que se crea a partir de la aprobación de la ley".
La propuesta supone un grave peligro de politización de la profesión, ya que los integrantes del Consejo Estatal de Información serán elegidos por Congreso y Senado entre periodistas (8), juristas (2, otra vez los abogados por medio), representantes empresariales (4), sindicales (4), y de las asociaciones de consumidores, telespectadores y radioyentes (4).
En esa comisión se integrarán una de acreditaciones, encargada de dar el carné, y otra deontológica.
Cada comunidad autónoma podrá crear su propia estructura y organismos competentes.
Otra de las imposiciones del proyecto es que el director de cada medio deba ser un "periodista profesional acreditado" (artículo 21).
El proyecto de Estatuto fija además los derechos:
-- libre expresión e información,
-- cláusula de conciencia,
-- secreto profesional,
-- libertad de creación y derechos de autor,
-- libre y preferente acceso a las fuentes,
-- participación en la decisión editorial;
y sólo dos deberes: deber de informar y responsabilidad.
El proyecto presentado por IU incluye además un anexo con un Código Deontológico diferente al aprobado en abril de este año por la Federación de Asociaciones de la Prensa (FAPE).
Un proyecto reglamentista, que inmiscuye a los políticos y organismos públicos en la profesión y que no estará exento de polémica.

Izquierda Unida | Presentación Estatuto Periodistas
Proyecto de Estatuto de los Periodistas (pdf)
P21 | IU presenta el Estatuto de los Periodistas en el Congreso
P21 | Un estatuto para los periodistas
P21 | Ética sin periodistas

Friday, October 03, 2003

Un estatuto para los periodistas


El PSOE ha presentado una proposición no de ley para apoyar la promulgación de un Estatuto del Periodista que regularía los derechos laborales y establecería garantías para el ejercicio de la profesión, especialmente frente a los poderes públicos.

Los socialistas apoyan legislativamente la demanda realizada por el Foro de Organizaciones de Periodistas, donde están representadas asociaciones de la prensa, sindicatos y otros colectivos profesionales, que en mayo de 2000 aprobaron un proyecto de Estatuto del Periodista Profesional. El proyecto se presentó a los partidos políticos en mayo de 2002 y hasta ahora no había encontrado apoyo legislativo a pesar del respaldo al que se comprometieron entonces los partidos de izquierda.
La propuesta pretende fijar una serie de garantías para el ejercicio independiente y responsable del periodismo, fomentar el pluralismo externo (voces, medios y empresas informativas) y el interno ("que el pluralismo social se manifieste en el seno de las empresas informativas", dice en su preámbulo).
El estatuto propone abundar en la regulación constitucional de la cláusula de conciencia y el secreto profesional para incorporar las recomendaciones del Consejo de Europa sobre la protección de la actividad periodística. Se remite también a los estatutos de la Federación Internacional de Periodistas, principal agrupación sindical internacional de la profesión, que definen al periodista como "una persona que dedica la mayor parte de su tiempo de trabajo a la profesión del periodismo y que obtiene de ella la mayor parte de sus ingresos, ya sea periodista empleado o periodista independiente".
El proyecto indica que el artículo 20 de la Constitución no contempla como sujeto específico a los informadores, ya que la libre expresión y el derecho a la información son universales. El estatuto no pretende un cambio en este sentido, sino el establecimiento de garantías profesionales que pasan por la deontología, el libre acceso a la información, la protección laboral y la creación de canales no jerárquicos de comunicación y participación en el medio: los comités de redacción.
Frente a este ímpetu garantista sorprenden los escasos deberes de los periodistas que propone. Y más aún que antes de delimitar bien los valores, acciones y responsabilidades, amenace ya con sanciones y multas.
El viejo y vicioso espíritu hispano del guardia con libretita se cuela por ahí.
La propuesta de estatuto está llena de buenas intenciones para la protección ética y laboral de la profesión, pero tiene puntos polémicos como la propia necesidad de una regulación semejante, la definición de quién es periodista, la "preferencia" de los periodistas sobre los ciudadanos en el ejercicio de ciertos derechos y el modo en el que entiende la relación de los periodistas con sus mandos profesionales y empresariales.
Para justificar la necesidad de un estatuto se citan regulaciones de nuestro entorno como la francesa de 1935, la italiana de 1963 o la portuguesa de 1999, la última y más parecida al proyecto del Foro de Organizaciones de Periodistas. Todas se encuadran en la tradición reglamentista. El proyecto no alude a otras fórmulas menos legalistas y rígidas como la provenientes del ámbito anglosajón, centradas en proteger el acceso a la información y las libertades pero más laxas respecto al funcionamiento interno de los medios y a la consideración de quién es periodista.

La profesión periodística en España, como en el resto del mundo desarrollado, está en cuestión desde varios frentes:

>>> la revolución digital | Cambia la relación de los ciudadanos con la información, el modo de procesarla y editarla. Permite la más fácil incorporación a la actividad informativa que nunca ha existido de agentes individuales o colectivos fuera del ámbito tradicional de los medios (bloggers, webs personales o colectivas, asociaciones, instituciones, empresas, etc.).
Cualquier regulación en el sentido de la propuesta es una amenaza para el periodismo participativo y digital.

>>> el nuevo entorno mediático | Definido por la saturación, la interactividad y la personalización.

>>> la presión política | Siempre amenazante pero más presente que nunca por la irrupción de los políticos en el escenario mediático para informar directamente a los ciudadanos, la presión sobre los editores a del control de algunas actividades empresariales (de comunicación o no) y el talante democrático (o su ausencia).

>>> la concentración y diversificación empresarial | Los grupos no son ajenos a intereses extrainformativos y su actividad está determinada en ocasiones por su presencia en negocios que pueden limitar o atentar contra su independencia y profesionalidad.

>>> los cambios en los modos y condiciones de trabajo | Desde la necesidad de plantearse la propia existencia y funcionamiento de las redacciones hasta la precarización laboral derivada de factores que van desde el exceso de periodistas titulados hasta la falta de consideración de muchas empresas con sus profesionales.

Estos factores y el surgimiento de hechos de intrusismo, rebaja de estándares informativos, cuestionamientos profesionales y de la enseñanza periodística, etc. generan un espacio para un debate que debe ir más allá de problemas coyunturales.
Existe un cierto consenso a favor de una mayor exigencia profesional, cualitativa y ética, pero no es interpretada siempre de la misma forma. La lucha por las condiciones laborales choca a veces con la propia supervivencia de los medios o con la irrupción de nuevos agentes informativos. Y asoma en el proyecto, pese a su negativa explícita en el preámbulo, un reglamentismo del acceso a la profesión muy discutible.
El estatuto no llega a la pretensión de los colegios profesionales de Cataluña y Galicia de permitir el acceso profesional sólo a los universitarios, pero las buenas intenciones suelen acabar torticeramente retorcidas cuando se trata de elementos de control.
A muchos les rebrotará la urticaria con la implantación de un carné profesional y el consecuente registro de periodistas, expedido según el proyecto por un "Consejo Estatal de la Información o sus equivalentes autonómicos", lo que crea una oportunidad para el intervencionismo, el abuso y la limitación de las libertades.

Muchos creen que al periodismo español le falta corporativismo para defenderse. Otros piensan que el corporativismo siempre sobra.
Al fondo de la discusión laten otras más viejas sobre si el periodismo es un oficio o una profesión, quién debe proteger a los periodistas, si el periodismo es un trabajo individual o colectivo y los valores que debe mantener, defender y que por tanto se deben garantizar.

Defender la transparencia de la vida pública para la mejor información de los ciudadanos es la razón de ser del periodismo. Para establecer altas cotas de calidad, imprescindibles en la función de informar, es necesario garantizar el ejercicio profesional, legal y laboralmente, y el cumplimiento de la labor de vigilancia del poder precisa de ciertas garantías para no ser aplastado arbitrariamente.
Pero la regulación de la actividad periodística, incluso cargada de buenas intenciones, necesita sosiego, altura y claridad de ideas.
¿Es el momento? ¿Es éste el estatuto necesario?

Proyecto del Estatuto del Periodista Profesional
Federación Internacional de Periodistas
National Union of Journalist | ¿Son los periodistas británicos los peor pagados?
Federación Europea de Periodistas | Globalización: desafíos para los periodistas y sus sindicatos

Friday, November 11, 2005

Más manipulación sobre el estatuto de los periodistas

Dardo Gómez, de la Federación de Sindicatos de Periodistas, contraataca los pronunciamientos en contra del proyecto de estatuto del periodista profesional (se ha caído el wiki y monto uno provisional sin editar) de los principales diarios y vuelve a mentir y a manipular.
A este ritmo no llegaremos a ningún lado. Hacen como los políticos y los periodistas manipuladores de los que tanto se quejan: mentir para mantener a mucha gente engañada en vez de mejorar el proyecto que está en el Congreso.
Dardo Gómez titula su panfleto ¡Todos contra la independencia de los periodistas! y lo dice quien defiende el carné profesional otorgado por consejos estatales y autonómicos de la información elegidos por políticos y sindicatos.
¿Qué broma es ésta? ¿Cuándo los políticos han protegido a los periodistas? Otra cosa es sobornarlos y sojuzgarlos, de eso sí saben (uno y dos).
El mayor error del proyecto es someter la regulación del periodismo al poder político, cuando es uno de los objetos principales de la vigilancia democrática que los periodistas deben ejercer.
Miente Gómez cuando dice que así son otras legislaciones. En la mayoría de ellas los consejos son elegidos directamente por los periodistas, sin intervención del poder político, como en Portugal, el último ejemplo de legislación basada en la tradición de Francia e Italia.
Lo recoge la Federación Internacional de Periodistas (IFJ) en el punto 9 de su Declaración de Principios. "Dentro de la ley general de cada país, el periodista debe reconocer en materias profesionales la única jurisdicción de los colegas y la exclusión de cualquier clase de interferencia del gobierno de otros".
¿Vamos a dejarnos de tonterías y hablar en serio o seguimos manipulando?
En mi opinión los periodistas estamos dando una imagen lamentable cuando hay problemas muy serios que abordar. Es discutible que los solucione un estatuto, muchos prefieren la autorregulación. Es inútil imitar las regulaciones más reaccionarias de Europa cuando ya se conocen sus problemas. No entiendo porque después de casi cuarenta años de modelo profesional basado en la licenciatura no se tiene en cuenta en el estatuto, que vuelve a dejar la profesionalidad al albur de un contrato laboral o de prestación de servicios.
Nada tienen que hacer los políticos en la regulación de la profesión, seamos más comprensivos y abiertos con los ciudadanos y sus derechos, y reclamemos a las empresas y editores fórmulas de coparticipación redaccional, pero estas cosas o se hacen por convencimiento o consenso o no sirven para nada.
En Gran Bretaña, el sindicato de periodistas, el poderoso National Union of Journalist (NUJ) acaba de proponer un nuevo código deontológico para progeter a los periodistas ciudadanos.
Este estatuto está dividiendo más que uniendo cuando hay principios en los que todos coincidimos: mejorar la situación laboral, proteger mejor los derechos profesionales, participar más en las decisiones, sentirse más libres y mejor protegidos contra las presiones...
¿Por qué se empeñan en aprobarlo en bloque? Todas las leyes se pueden enmendar y mejorar. Del Congreso saldrá un estatuto, intentemos entre todos que sea el mejor.

Wiki provisional del Estatuto del Periodista Profesional

Tuesday, September 19, 2006

Lecciones de un estatuto moribundo

El proyecto de estatuto del periodista profesional (wiki con la documentación) dormirá en la Comisión Constitucional lo que queda de legislatura y posiblemente para siempre.
El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, no ve el necesario consenso para impulsar un proyecto de ley que afecta a derechos fundamentales.
Como Ramón Jáuregui, diputado y portavoz del PSOE en la Comisión Constitucional, cree que sin esa sintonía entre periodistas, asociaciones, sindicatos, editores y medios no se puede promulgar un estatuto de los periodistas.
"Es necesario garantizar el acceso de todos los ciudadanos a un derecho fundamental como el del artículo 20 de la Constitución y encontrar un equilibrio entre los intereses en conflicto", ha dicho el ministro en la jornada organizada por la Asociación de Periodistas Europeos.
El PSOE y el gobierno no renuncian a una regulación de la profesión periodística, pero con un texto muy reformado.
El estancamiento y división provocada por este intento de regulación es una mala noticia para una profesión dividida.

La discusión y tramitación del estatuto ha provocado diferencias graves entre periodistas, medios, editores y partidos. Se han mezclado reivindicaciones laborales con garantías de derechos constitucionales y profesionales hasta llevar a muchos a la confusión.
El propio ministro de Justicia llamó la atención sobre esta deficiencia legal que impide la correcta tramitación parlamentaria. El presidente de la Federación de Asociaciones de la Prensa, Fernando G. Urbaneja, alertó sobre la misma confusión.
No es posible regular derechos fundamentales sin una ley orgánica y semejante norma no debe regular aspectos laborales.
Para rematar, la actual pelea mediático/política y entre concepciones del periodismo muy ligadas a los partidos y a intereses "intuidos pero no desenmascarados", en palabras de José Antonio Zarzalejos, director de ABC, hacen más difícil la búsqueda de consenso.

En el diagnóstico casi todos estamos de acuerdo. Es necesario:
>> mejorar la situación laboral;
>> diferenciar entre información, opinión y espectáculo;
>> alejar las distorsiones de un intrusismo que camufla la comunicación, el marketing o el entretenimiento como información;
>> fortalecer los derechos y defensa de los ciudadanos contra los excesos periodísticos;
>> promover la participación de los profesionales en los medios;
>> mejorar garantías como la cláusula de conciencia (ya regulada por ley) o el secreto profesional;
>> reconstruir el pacto entre periodistas y empresarios de la información por el periodismo y la información de calidad.
Pero disentimos en cómo lograrlo.

Los sindicatos y los colegios profesionales defendieron hoy que cualquier cosa es mejor que no hacer nada.
Las asociaciones de la prensa, profesionales como el director de ABC o yo mismo, y políticos como los citados del PSOE o Gabriel Elorriaga, secretario de Comunicación del PP, no estamos de acuerdo, aunque por razones diversas.
Nos une nuestra preocupación por una legislación sin consenso y por cómo afecta a los ciudadanos, titulares del derecho a la información (artículo 20 de la Constitución, 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, etc.)
Muchos periodistas nos oponemos al estatuto por su pretensión de acreditar el ejercicio profesional con un carné expedido por consejos de la información estatales y autonómicos elegidos por los parlamentos entre periodistas, empresarios, juristas, sindicatos y asociaciones de consumidores.

Isaura Navarro, diputada de IU e impulsora de la propuesta de ley promovida por sindicatos y colegios profesionales, reivindica la capacidad del Parlamento para regular la profesión periodística.
El ministro de Justicia, arropado en robesperrianismo, nos llama "reaccionarios" a quienes desconfiamos de la autoridad del poder político sobre los periodistas, cuya misión principal debe ser vigilar al poder y "mantener la independencia de quienes se informa" y "ser leales sólo a los ciudadanos" y a la verdad, como bien dicen los Principios del Periodismo del Project for Excellence in Journalism.
La autorregulación al estilo británico de la Press Complaint Commission y el sometimiento a las leyes y los tribunales son las únicas autoridades que reconocemos algunos creyentes en el periodismo independiente.
"Dentro de la ley general de cada país, el periodista debe reconocer en materias profesionales la única jurisdicción de los colegas y la exclusión de cualquier clase de interferencia del gobierno de otros", dice el punto 9 de la Declaración de Principios de la Federación Internacional de Periodistas (IFJ).
El Consejo de Europa defendió la "ausencia de controles o restricciones a los participantes en el proceso informativo, en el contenido de los medios o en la transmisión y difusión de información" en su Declaración de Libertad de Expresión e Información de 1982.

Demasiadas palabras. Demasiada política. Demasiada tensión entre la búsqueda de beneficios y los recursos disponibles. Y todo en un escenario de cambio del ecosistema informativo y periodístico empujado por la revolución digital, la gratuidad y la emergencia de la sociedad del entretenimiento (no de la información, cuidado con este peligro).
La profesión periodística está acechada por dentro y por fuera.
La campaña política desatada por medios como la Cope y El Mundo contra el gobierno y otras cabeceras, y la estrategia aliada del Partido Popular contribuyen a distorsionar el panorama.
Zarzalejos denunció la infrautilización del sistema jurídico, la desvertebración de la profesión y la opacidad de intereses mediáticos y políticos.
Dice el ministro López Aguilar que vivimos bajo una "violencia masiva, casi estructural, de los medios". No habla sólo de la política, sino de la telerrealidad, los abusos de la llamada prensa rosa, el famoseo, las violaciones de la intimidad y el honor, y de una "democracia mediática" que intenta dominar la agenda pública al albur de esos intereses ocultos.

Responder a esos desafíos necesita mejor periodismo, más libertad y más responsabilidad social y profesional.
Ningún carné lo conseguirá.
El cambio debe empezar por los propios periodistas y por los empresarios de los medios (sean públicos o privados). Hay que volver a creer en la información, no en el entretenimiento y el amarillismo sensacionalista o político.
Los ciudadanos pierden confianza en los medios y los periodistas. Prefieren recuperar la información y el debate público cara a cara gracias a la socialización de la información y la opinión facilitada por la revolución digital.
Cada vez hay más medios y menos periodismo y los demonios viven dentro.
Con más transparencia de los medios (recuperar la costumbre de publicar la cuenta de resultados, pidió Enric Bastardes con acierto) y del periodismo, más acceso de los ciudadanos, responsabilidad con el objeto social de la empresa periodística, mayor independencia de los políticos y el entramado de financiación pública, y exigencia y autocrítica dentro de la propia profesión se puede mejorar.
Y hay que tener coraje.
Vivir del periodismo no es igual a ser periodista.
De lo contrario arribistas interesados en el periodismo y los medios como instrumento de poder seguirán explotando en su beneficio el espacio público, la información y a los profesionales.
Periodistas y editores deben volver a confiar en la información.
Ningún estatuto puede conseguir ese objetivo, aunque una mejor regulación de algunos aspectos de la profesión puede beneficiar a todos.
El estatuto está arrumbado en los cajones de Alfonso Guerra, presidente de la Comisión Constitucional del Congreso. RIP. Busquemos el necesario consenso para no volver a perder otra oportunidad.

P21 | Los periodistas y su estatuto
Wiki de P21 sobre el Estatuto del periodista profesional

Sunday, October 23, 2005

Contra el estatuto y por el periodismo libre

"El proyecto de Estatuto del Periodista que debate la Comisión Constitucional del Congreso constituye la peor solución posible que cabía imaginar (...). El proyecto español opta por un intervencionismo de hechuras rancias, cuyo regusto autoritario no puede más que preocupar a cualquiera que considere que el periodismo en libertad constituye la piedra de toque de la calidad de una democracia". El País, Periodistas, editorial.

"Un proyecto de ley convierte de hecho al periodista en funcionario que, en vez de controlar al poder, incluido el poder parlamentario, es controlado por éste, que expediría el carné profesional". Fernando Castelló, presidente de Reporteros sin Fronteras. Contra la libertad de Prensa, ABC.

¡Al fin! La prensa y los periodistas cabales despiertan por fin ante una amenaza que lleva casi dos años pesando sobre todos.
Los instigadores: sindicalistas burocratizados y rancios, y colegios profesionales corporativistas.
La coartada: la pésima situación de la situación laboral de muchos periodistas, en especial los muchísimos jóvenes licenciados de una multitud de facultades nacidas por capricho del poder y que escupen periodistas a un mercado incapaz de asimilarlos, y un descrédito general de la profesión y la industria, terriblemente politizadas y dependientes del poder público, un financiador nato y un regulador implacable.
La solución: subvertir el orden profesional, la necesidad de independencia y el servicio público para atar a los periodistas con un carné que no asegura la profesionalidad, concedido por consejos de la información elegidos por los políticos y los sindicatos, domeñar a los pocos directores briosos que quedan con comités de redacción no pactados (como nacieron y tienen sentido), sino impuestos por ley, y atar a todos con un código deontológico convertido en legislación y que mata para siempre la aspiración de la responsabilidad y la autorregulación.
Los aliados: los políticos estatalistas y todos en general, encantados de sumar al poder que ya tienen a través de subvenciones, publicidad institucional, regulación audiovisual, etc. este nuevo instrumento del carné y los consejos estatales, auténticos encorsetadores y grandes hermanos del periodismo complaciente.
Pero también una enorme masa de periodistas confusos, que en su gran mayoría todavía no han leído el proyecto y que siguen creyendo inocente e irresponsablemente en las promesas de mejora laboral cuando el estatuto no incorpora ningún instrumento para ese fin.
La denominada propuesta de ley de derechos laborales de los periodistas, una ley especial que no se sabe por qué ha de ser distinta al del resto de trabajadores, no está en el proyecto, como falsamente difunden los propagandistas de este estatuto que, de promulgarse en su redacción actual, acabará con el poco periodismo independiente que en España resiste.

Somos muy pocos los que llevamos casi dos años luchando contra un proyecto que José Luis Rodríguez Zapatero se planteó presentar como proposición no de ley cuando todavía faltaba medio año para las elecciones del 14 de marzo de 2004.
Casi un año después el estatuto renación como proposición de ley presentada por Izquierda Unida. El que hoy se discute.
La Federación de Asociaciones de la Prensa de entonces fue superada por los sindicatos y colegios gracias a una dirección ineficiente que llevaba años sin defender profesionalmente a los periodistas. Sólo con el cambio en la dirección con la llegada de Fernando G.Urbaneja y su equipo, la FAPE reaccionaría hasta presentar un texto alternativo que expurga el autoritarismo del proyecto de ley y reclama autorregulación y reconocimiento de los derechos básicos de los informadores.
Al fin los grandes medios y los periodistas comienzan a despertar. Era hora.
Hace poco reclamaba el pronunciamiento de El País, de especial valor por ser el pionero de los comités y el estatuto de redacción, y también por ser el diario líder en difusión y en el espectro ideológico bajo el cual se cobijan algunos promotores del estatuto. Al fin ese pronunciamiento ha llegado.
Y también el de Reporteros sin Fronteras, organización que no tiene que demostrar su compromiso con la información y el periodismo valiente y democrático.
Era necesario.

Estatuto del Periodista Profesional | Wiki con información y documentación

Monday, September 18, 2006

Los periodistas y su estatuto

La Asociación de Periodistas Europeos celebra mañana una jornada de debate sobre Los periodistas y su estatuto en la que estaré para defender algunas posiciones ya explicadas en este blog. La relación de documentación sobre el proyecto de estatuto, razones a favor y en contra, y otras experiencias está en el wiki que monté en octubre de 2005 y sigue a vuestra disposición.

Un pequeño avance de mis posiciones:
>> El acceso a la profesión periodística debe ser lo más libre posible. En el caso de España el modelo adoptado es de los estudios de periodismo con grado universitario propio combinado con la práctica profesional.
Me parece adecuado para la práctica profesional (no amateur ni ocasional) mientras no sea excluyente. Prefiero otros sistemas como el que ya se impone de másters o estudios de segundo ciclo específicos y otros de primer ciclo de cualquier otro ramo.
>> Sin estudios también se puede ser periodista. En un mundo más formado se han perdido los periodistas de raza y calle. Sobreviven pocos cuando los ciudadanos cada vez hacen más periodismo aficionado u ocasional con el Periodismo 3.0. Cuando todos los periodistas son universitarios se pierde cierta mirada sobre la parte de la sociedad que no lo es. La época de los cafés y los pasillos de las comisarías está muerta, o casi, pero el reportero sabueso de calle a menudo se echa de menos. Cada vez es más frecuente encontrarse con periodistas que por formación y origen social no son capaces de entender y relacionarse adecuadamente con algunas esferas (o infraesferas) de la sociedad.
>> Vivir del periodismo no es lo mismo que hacer periodismo de forma no profesional. Se puede hacer periodismo sin ser profesional con tan buenos resultados y garantías como estando licenciado. Informar es un acto, no un estado.
Todos, periodistas o no, deberíamos luchar por ampliar los derechos de acceso a la información, difusión, libre expresión y que estos derechos fundamentales sean adecuadamente protegidos y garantizados por las leyes y los jueces.
Se es periodista cuando se investiga, edita y difunde información. Otra cosa es la opinión, libre para todos los ciudadanos pero no necesariamente periodística.
>> La invasión de pseudoperiodistas (corazón, tertulianos, etc.) no se soluciona con un estatuto sino con autorregulación y separando la opinión de la información. Los comentaristas de los informadores, el espectáculo de la información. Distinguir entretenimiento, opinión y periodismo es fundamental.
>> Los periodistas no deben tener más derechos que los ciudadanos. De lo contrario se separan de ellos y se convertirán en una casta. Los derechos de acceso a la información y las garantías de uso y difusión deben extenderse a todos.
>> Fomentar la participación en las decisiones dentro de las empresas periodísticas debe ser un empeño y una voluntad, nunca una imposición.
La libertad del periodista se afirma también frente a la empresa. Uno de los problemas del periodismo es que no es un simple oficio sin llegar a ser una profesión liberal. Esta situación implica el deber de mantener una independencia que obliga a romper la relación laboral cuando las posturas de profesional y editor están separadas.
Otra cosa es el cambio de línea y principios editoriales. La cláusula de conciencia debe amparar entonces a los profesionales.
Los editores, de las nanopublicaciones a los grandes medios, también son libres. Como los periodistas, sólo deben estar limitados por las leyes generales y la justicia.
>> Un carné es un privilegio y una atadura. Cuando más lejos, mejor. Otra cosa es la acreditación voluntaria en organismos profesionales y la identificación del medio para el que se trabaja.
>> Y, por supuesto, los vigilantes no deben depender de los vigilados. Para cumplir su función de control del poder, el periodismo y los periodistas no pueden depender en ningún aspecto, ni de acreditación, ni deontológico, ni sancionador, de organismos bajo control político como los propuestos consejos estatales y autonómicos de la información.
Muchas más cosas se debatirán mañana con políticos, periodistas, sindicalistas, redactores del estatuto y representantes profesionales.
Sólo espero que el debate sea más constructivo de lo que ha sido hasta ahora. La tramitación parlamentaria está contaminada por las luchas entre políticos, clanes periodísticos y entre sindicatos, asociaciones y empresas.

P21 | Wiki Estatuto del Periodista Profesional
Artículos en P21

Sunday, November 28, 2004

Los confidenciales crean un lobby

Un grupo de periodistas de confidenciales y otras publicaciones digitales han creado la Asociación de Periodistas Digitales (APD), cuyo primer presidente será Pedro Aparicio, director del confidencial sobre medios y relaciones públicas PR Noticias.
La nueva asociación nace para defender a los profesionales de confidenciales y otros medios digitales de los ataques de los medios convencionales y como prevención ante los pasos que se están dando por diferentes asociaciones y colegios de periodistas, sindicatos y partidos políticos para instaurar un Estatuto del Periodista Profesional que podría llevar a una regulación de la profesión perjudicial para muchos periodistas, especialmente los de internet.

Confidenciales y prensa tradicional mantienen un enconado enfrentamiento desde la presentación por la Gestora de Derechos de Prensa S.A. (Gedeprensa) --Prisa, Vocento, El Mundo, Grupo Godó y Recoletos-- de una instancia ante el Tribunal de Defensa de la Competencia para gestionar en exclusiva los derechos de autor de los resúmenes de prensa.
Competencia falló en contra de los editores de prensa en mayo de 2004 y aduce que la Ley de Propiedad Intelectual no reconoce a las informaciones de prensa derechos de autor.
Los editores han recurrido la decisión.
La nueva APD ha logrado el apoyo de la Asociación de la Prensa de Madrid. Según su presidente, Fernando González-Urbaneja, fueron los promotores de la APD quienes se dirigieron a la APM para lograr su apoyo. La APM lo ha comprometido para intentar fomentar el asociacionismo profesional.

Profesionales del periodismo digital, autores y editores de diversos medios en la Red ya han comenzado a intercambiar mensajes de preocupación ante los objetivos de una asociación que puede encontrar un gran eco mediático y que no representa los intereses de muchos periodistas digitales, profesionales o no.
Muchos temen que los confidenciales se arroguen una representación del periodismo en internet que no tienen. Su actividad como grupo de presión puede rebajar credibilidad a la Red y dar argumentos a los detractores de la información en internet.

La APD es la quinta asociación de este tipo que nace en España. La primera fue el Grupo de Periodistas Digitales (GPD), formado en Cataluña en 1996 como "colectivo informal con la voluntad de crear un espacio de reflexión".
Tras un parón en 2001, el GPD ha reaparecido con más objetivos:
Debatir y reflexionar sobre lo que implica ser periodista en la Sociedad del Conocimiento.
Convertirse en un lugar de encuentro de los profesionales que trabajan con Internet.
Proporcionar sinergias e intercambios entre periodistas digitales catalanes y del resto del mundo.
Facilitar el acceso de los jóvenes periodistas al mundo laboral por medio de una bolsa de trabajo y del contacto con empresas de comunicación digital.
Lograr un marco legal para el sector del periodismo digital de acuerdo con la nueva legislación sobre Internet y con la situación jurídica del periodismo tradicional.


La Organización de Periodistas en Internet (OPI) surgió en marzo de 1997 como punto de encuentro de profesionales de la información de distintos medios, escritos y audiovisuales, y de distinta procedencia geográfica, que comparten su condición de periodistas, hispanohablantes y usuarios de internet. Está inactiva desde el año 2000.
En enero de 2003 nacía la Asociación Española de Periodistas Digitales, impulsada por Próspero Morán, José Cervera, Pedro Alzaga y María José Cantalapiedra. Su actividad hasta el momento ha sido muy escasa.
Más presencia y actividad, aunque en este caso regional, tiene el más reciente de estos colectivos, la Asociación de Periodistas Digitales de Andalucía. Fundada en junio de 2003 y amparada por la Asociación de la Prensa de Sevilla, la APDA ha nacido con fuerza y una actividad que se despliega por la mayoría de las provincias andaluzas.

APM - Asociación de la Prensa de Madrid
Grupo de Periodistas Digitales
Organización de Periodistas en Internet (OPI)
Asociación Española de Periodistas Digitales
Asociación de Periodistas Digitales de Andalucía
P21 | El Congreso debate el Estatuto de los Periodistas

Monday, December 18, 2006

Los periodistas de Madrid debaten la creación de un colegio

Sobre el proyecto de ley del colegio de periodistas de Madrid es el título del comunicado de la junta directiva recibido por todos los miembros de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) donde se propone la creación de un órgano colegial como "instrumento complementario" y sin obligatoriedad de colegiarse, según la definición de la propuesta.
Fernando G. Urbaneja, presidente de la APM, teme perder la batalla de la regulación profesional al conocer los planes del gobierno de crear un consejo nacional de periodistas. Tras la iniciativa, según fuentes gubernamentales y periodísticas, está la presión del Col·legi de Periodistes de Catalunya y del Foro de Organizaciones Periodísticas, que intentan impulsar las aspiraciones principales del proyecto de estatuto del periodista profesional, estancado en el Congreso tras meses y meses de intentos infructuosos para consensuar una alternativa.
Urbaneja defiende la iniciativa para no perder representatividad. La considera un movimiento "táctico" y asegura que "luchar contra esa ley que, aparentemente, es inocente, me parece innecesario y estéril".
Ante la imposibilidad de frenar la creación del consejo de colegios arguye que "me ha parecido más inteligente asumir el ropaje jurídico de colegio, que otorga algunas ventajas legales y ningún inconveniente".
De lo contrario, dice el presidente de la APM, la mayor asociación de periodistas de España corre el peligro de quedar subrepresentada (explicación de Urbaneja a la junta directiva de la APM) a pesar de contar con la mitad de los periodistas españoles afiliados a organizaciones profesionales.
"Lo relevante -dice la carta dirigida a los asociados- es la fortaleza de la organización, más que su naturaleza jurídica".
El proyecto "no contemplará la desaparición de la APM ni su transformación en colegio", serán "estructuras paralelas y simultáneas" para repartir "las tareas de representación y de prestación de servicios, según proceda".
Una argumentación que devuelve a la APM a la condición de organización asistencial en la que ha vivido muchos años sin servir como órgano de representación profesional.
El colegio madrileño se crearía en 2007, para lo que se ha llegado a un acuerdo con el gobierno de Esperanza Aguirre. De lo contrario habría que esperar al resultado de las próximas elecciones, con el riesgo de que entretanto se acuerden medidas como el estatuto de los periodistas sin representación de los informadores de Madrid.
Las primeras críticas no han tardado en surgir. Muchos asociados a la APM están confundidos con este cambio de postura tras años de lucha contra la excesiva regulación legal de la profesión y los peligros de politización derivados del proyecto de estatuto.
Otros rechazan que puedan ser miembros del colegio los periodistas no licenciados, como propone la carta y como ya ocurre en el colegio catalán. El gallego sólo admite a licenciados en periodismo, ciencias sociales o imagen y comunicación audiovisual, aunque también acoge a los periodistas no licenciados antes de la creación del colegio.
El debate sobre la regulación profesional del periodismo resurge y se abren nuevas vías más allá de la aprobación del estatuto profesional (wiki con toda la documentación).

P21 | La APM propone la creación de un colegio

Thursday, December 07, 2006

La APM propone la creación de un colegio

La creación de un consejo nacional de colegios de periodistas parece inevitable. El gobierno estudia su creación presionado por el Col·legi de Periodistes de Catalunya a través del PSC y sus aliados. No le cuesta mucho. En su última conferencia política, el PSOE ya anunció su intención de crear consejos audiovisuales estatales y en cada autonomía.
Pasión por el control político y asfixia periodística por la mala situación laboral y profesional se unen para imponer más barreras a los medios y a la información.
El presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, Fernando G. Urbaneja, rectifica algunas de las posturas mantenidas y propone a los asociados la creación de un colegio, de adscripción no obligatoria, para no perder representatividad (carta explicativa) en el nuevo escenario.
Los colegios profesionales españoles: Cataluña y Galicia, serán tres dentro de nada con la creación de otro en Murcia. En Valencia el riesgo amenaza después de varios intentos legislativos.
Con ese crecimiento pretenden erigirse en la representación profesional de los periodistas españoles (la Federación de Asociaciones de la Prensa es hoy mayoritaria) junto a el Foro de Organizaciones de Periodistas (que también agrupa a los sindicatos).
Su principal objetivo es conseguir la aprobación del Estatuto del Periodista Profesional, una ley intervencionista que bajo el palio de luchar contra la precariedad laboral y el intrusismo coloca a los periodistas bajo la égida de políticos y sindicatos, tanto en el ámbito nacional como en el autonómico, con la creación de consejos de la información elegidos por los parlamentos la imposición de un carné que habilita para ejercer el oficio.
El presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid anuncia un acuerdo con el gobierno autonómico madrileño para poder constituir en un tiempo récord de cuatro meses un colegio profesional siempre que la colegiación no sea obligatoria.
La fórmula Urbaneja intenta no claudicar las objeciones al estatuto de los periodistas que la APM ha hecho hasta el momento y propone la convivencia de asociación y colegio (al contrario de lo que ha pasado en Cataluña y es la situación hoy en Galicia) con diferentes objetivos.
"El Colegio no debe ir en demérito de la Asociación que puede (que debe) seguir operativa y actuante como hasta ahora, sin merma de ninguno de sus derechos y propósitos. Colegio y Asociación correrían simultáneos con la misma dirección y afiliación y con una especialización de tareas, la representativa al Colegio y la asistencial y de servicios a la Asociación".
Posibilismo frente a lo inevitable para seguir luchando por un estatuto o regulación de la profesión periodística que no la someta al control político y elimine los problemas del proyecto actual, según Fernando Urbaneja.
La realidad es que hoy los contrarios al estatuto son minoritarios en la profesión y el presidente de la APM y la FAPE confía en convencer desde dentro en lugar de mantener una lucha contra todos.

Propuesta de conversión de la Asociación de Periodistas de Madrid en Colegio Profesional, un documento para la reflexión junto a la documentación sobre el Estatuto del Periodista Profesional.

Tuesday, October 25, 2005

Los periodistas portugueses debaten la reforma de su estatuto

El gobierno portugués ha lanzado una reforma del Estatuto de los Periodistas abierto a la discusión con todos los afectados. Organizaciones profesionales, sindicatos y periodistas, en reuniones o en los medios, discuten hasta el 4 de noviembre una una propuesta cuyos objetivos son:
>> Reformar el secreto profesional: el artículo 11 del Estatuto en vigor reconoce el secreto profesional. La propuesta lo restringe para que un juez pueda ordenar la revelación de las fuentes "quando tal seja necessário para a investigação de crimes graves contra as pessoas, incluindo, nomeadamente, crimes dolosos contra a vida e a integridade física, bem como para a investigação de crimes graves contra a segurança do Estado".
>> Cláusula de conciencia: se amplía y detalla el procedimiento exacto para ejercerla.
>> Ampliar los deberes de los informadores: la reforma demanda no publicar información interesada, diversificar las fuentes, identificarlas como regla, proteger su confidencialidad en caso necesario, atender el derecho de rectificación, respetar la dignidad e intimidad de las personas, identificarse para realizar la información y reducir las coberturas encubiertas.
>> Sanciones: se podrá suspender el ejercicio profesional cuando se haya sido condenado dos veces en los tres años precedentes (artículo 21).
>> Composición de la Comisión del Carné Profesional del Periodista, que deberá estar presidido por un juez o magistrado y ocho representantes profesionales elegidos por sufragio universal entre los periodistas, tal como establecen los artículos 18 y 19 del Reglamento del Carné Profesional del Periodista.
Como se puede ver, las diferencias a favor de la autorregulación son claras en la ley portuguesa frente al proyecto de estatuto español, donde los representantes de los periodistas son elegidos por los parlamentos nacional y autonómicos.
La reforma portuguesa penaliza el secreto profesional, mejor protegido en la ley de 1999 y en el proyecto español.
El gobierno portugués ha abierto el debate sobre la reforma a todos los periodistas y sus organizaciones y el proceso es dinámico: el texto está incorporando las enmiendas y principios defendidos por la profesión.

Estatuto del Periodista Profesional | Wiki colaborativo

Tuesday, May 03, 2005

Los periodistas pierden la inmunidad

Los periodistas han perdido la inmunidad. El salvoconducto de imparcialidad que les proporcionaba cierta protección en los conflictos. En la guerra moderna, de bordes difusos entre el terrorismo, la revolución y la resistencia a la ocupación (legítima o no), los informadores ven la realidad bajo bandera y son considerados objetivos por los bandos.
Unos para utilizarlos de altavoz frente a unos medios a los que acusan de propagandistas. Otros para controlar una información que puede erosionar las certidumbres de ciertas políticas.
Son los nuevos enemigos. Los de siempre: dictadores, regímenes antidemocráticos, mafias y sus brazos políticos, persisten y florecen.
2004 fue el peor año para los periodistas desde 1995, cuando los islamistas radicales argelinos convirtieron a los informadores en enemigos.
53 periodistas muertos. 19 en Irak, algunos asesinados en rituales de terror videodifundidos a todo el mundo. 16 muertos en Asia, asesinados por dictadores y mafias que no toleran la investigación sobre sus crímenes.
En Latinoamérica vuelve la confusión entre políticos corruptos y narcotraficantes. Su común enemigo: los periodistas.
Son las cifras del último informe de Reporteros sin Fronteras (RSF) presentado cuando se celebra el XV Día de la Libertad de Expresión y el vigésimo aniversario de la fundación de la organización.
Los cinco países más peligrosos para los periodistas son Filipinas, Irak, Colombia, Bangladesh y Rusia, según el informe del Comité para la Protección de los Periodistas presentado ayer.
En más del 85% de los casos, los asesinos de informadores quedan impunes, la corrupción los salva y sigue condenando a los profesionales de la información.
El 1 de enero de 2005 permanecían encarcelados 107 periodistas. China es la mayor cárcel de informadores, con 26 presos. Le sigue Cuba, con 22, a pesar de la liberación de Raúl Rivero y otros seis periodistas.
El antes llamado mundo libre tampoco anda a salvo. En Estados Unidos varios periodistas son urgidos por los tribunales para que revelen sus fuentes y traicionen así el secreto profesional. Lo mismo ocurre en Francia.
En España avanzan las interpretaciones restrictivas de la ley y crecen por primera vez desde el fin de la dictadura los defensores del corporativismo y un periodismo sometido y vigilado por los poderes públicos, como el que destila el proyecto de Estatuto del Periodista Profesional presentado en el Congreso por Izquierda Unida y defendido por varias asociaciones periodísticas.

Cuando los ciudadanos toman asaltan la información y los medios gracias a los instrumentos digitales y a un ansia enorme de participación, los enemigos de la libertad de prensa y expresión mantienen su yugo de silencio y muerte. Los terroristas convierten a los informadores en objetivos y otros intentan controlar la información hasta estrangularla en pura propaganda.

Reporteros sin Fronteras | Informe Anual 2005
Comité para la Protección de los Periodistas | Los cinco países más peligrosos para los periodistas
P21 | El fin de la blogosfera
P21 | Narcos y políticos contra los periodistas mexicanos
P21 | Los periodistas, su estatuto y sus peligros
P21 | Mea culpa de la prensa en Irak
P21 | En memoria de José Couso y los periodistas muertos en Irak

Wednesday, October 05, 2005

Automordaza periodística

La mejor ley de prensa es la que no existe. Un viejo lema que remite la responsabilidad de los informadores al juicio del público y a las leyes ordinarias. El derecho a la información pertenece a los ciudadanos, no a los informadores, y hoy más que nunca, cuando cualquiera tiene a su alcance instrumentos poderosos para informar.
Los problemas de la profesión periodística española son similares a los del resto de países desarrollados. Están agravados por la coincidencia de un sistema de medios propio de la era de la comunicación de masas cuando ya vivimos en la era de la información digital y el Periodismo 3.0, y por el enorme peso que tienen la política y las instituciones en un ecosistema de medios fuertemente regulado e intervenido.
Por eso es injustamente anacrónico, corporativista y amenazante el proyecto de Estatuto del Periodista Profesional (texto en pdf) que hoy comienza a estudiarse en la Comisión Constitucional del Congreso.
Sus ventajas son pocas más allá de defender el secreto profesional e impulsar la participación de los profesionales en las grandes decisiones de las redacciones, pero parte de varios vicios imperdonables: consagra el intervencionismo político, somete a los medios a los poderes estatales y autonómicos, confunde la deontología con la ley y limita el acceso a la profesión.
Informar es cada vez más un acto y no una profesión o un oficio. Se hace periodismo cuando se investiga o percibe un hecho y se difunde un relato del mismo a un público más allá de una esfera privada.
El periodismo se puede ejercer de forma profesional y en organizaciones periodísticas tradicionales o al margen. Cada periodismo tiene ventajas e inconvenientes, pero ninguno debe estar limitado por regulaciones corporativas ni por leyes especiales.
Los defensores del estatuto dicen defender a los periodistas contra el deterioro laboral y garantizar derechos contra la intromisión.
Pero el mercado periodístico se defiende mejor con un sistema laboral sin trampas adecuado a la legislación laboral ordinaria y al mercado real, con medios transparentes en su financiación y gestión, y con una competencia honesta, donde los medios sean más independientes del poder político y su fuerte intervención en los medios, a través de las regulaciones y el dinero público.
Citan legislaciones intervencionistas, reliquias de otros tiempos como la francesa de 1935, la italiana de 1963 o la portuguesa de 1999, pero olvida aspectos esenciales de esta última como el énfasis en la autorregulación y la ausencia de intervención política (artículo 23).
Los defensores invocan disposiciones del Consejo de Europa y de la Federación Internacional de Periodistas (IFJ), pero olvidan que ambos ponen énfasis en la radical individualidad del derecho a informar y ser informado, más allá de corporativismos.
La Declaración de Libertad de Expresión e Información de 1982 del Consejo de Europa declara que "el continuo desarollo de la información y de la tecnología de la comunicación debe servir para fortalecer el derecho, más allá de las fronteras, de expresar, buscar, recibir e impartir información y ideas, cualquiera que sea su fuente".
La Declaración defiende la "ausencia de controles o restricciones a los participantes en el proceso informativo, en el contenido de los medios o en la transmisión y difusión de información".
Y la propia Federación Internacional de Periodistas defiende en el punto 9 de su Declaración de Principios que "dentro de la ley general de cada país, el periodista debe reconocer en materias profesionales la única jurisdicción de los colegas y la exclusión de cualquier clase de interferencia del gobierno de otros".
Todavía hay tiempo para cambiar un Estatuto del que se puede rescatar los más valioso: derechos y deberes, impulso de la participación profesional, salvaguarda del secreto profesional, etc. y eliminar cualquier resquicio de regulación externa de la profesión como el Consejo Estatal de la Información y sus émulos autonómicos, mecanismos de control político y clientelista tal como están planteados.
Un estatuto para los periodistas puede reforzar el derecho a la información de todos si fortalece el papel democrático del periodismo y la ética profesional, impulsa la mejora de las relaciones dentro de los medios y fortalece la transparencia de los poderes y las instituciones.
Sería una pena desperdiciar la oportunidad por corporativismo o ansias de injerencia.

P21 | Silencio sobre el estatuto de los periodistas

Wednesday, November 17, 2004

IU presenta el Estatuto de los Periodistas en el Congreso

Al final Izquierda Unida ha tenido que presentar en solitario en el registro del Congreso de los Diputados la propuesta de Estatuto del Periodista Profesional, un documento surgido del consenso de varias asociaciones, colegios y sindicatos profesionales que se presentó a los partidos políticos en mayo de 2002.
Primero, el PSOE lo hizo suyo cuando el PP se negaba a aprobarlo. Lo presentó en octubre de 2003 como proposición no de ley y luego se olvidó. Ya se sabe que cosas que corren prisa en la oposición no se ven igual desde el poder.
Ahora Izquierda Unida vuelve a presentarlo como proposición de ley sin haberlo consensuado con ningún grupo, según reconoce Joan Herrera, portavoz grupo parlamentario de IU-ICV.
El Estatuto, por lo tanto, lo tiene difícil.
Y eso a pesar de que el acuerdo es más amplio ahora, cuando las cuestiones de la ética profesional, la degradación de la situación laboral de los periodistas, los abusos de la telebasura y la proliferación de periodistillas han calado más a fondo.
El Estatuto es demasiado reglamentista, resucita el maldito carné, propone un tipo de relación interna de las redacciones que desplaza a los mandos naturales, impone comités de redacción no se sabe en razón de qué y los dota de funciones sorpresivas al tiempo que introduce obligaciones abusivas sobre quién es periodista o quién puede dirigir un medio de comunicación.
Pero también desarrolla algunos aspectos claves como el secreto profesional, la cláusula de conciencia y algunos deberes de los informadores.
Es un punto de partida que merece una reflexión, aunque no es el Congreso el lugar más adecuado.
Muchos periodistas, medios y asociaciones han expresado reiteradamente su rechazo. Otros están a favor, pero todavía no existe un consenso suficientemente amplio. Hace falta más debate y que no se politice más la profesión.

Izquierda Unida |
FESP | ¿Quién teme la regulación de la profesión periodística?
P21 | Un estatuto para los periodistas
P21 | Carbón de Reyes: de buenas intenciones y de las otras
P21 | Ética sin periodistas

Friday, October 14, 2005

Periodistas ciudadanos sin derechos

España y Estados Unidos pasan en estos momentos por una discusión similar: ¿Quién es periodista y quién disfruta los derechos reconocidos a los periodistas?.
En Estados Unidos, desde la prensa tradicional y desde los blogs y medios sociales se han alzado voces críticas contra la Free Flow of Information Act, un proyecto de ley presentado en el Congreso por el republicano Rick Boucher que pretende acabar con el lío de las leyes escudo, las que protegen el secreto profesional en unos estados mientras en otros un periodista puede ser encarcelado por proteger sus fuentes, como acaba de ocurrir con la redactora de The New York Times Judith Miller.
Las críticas se han disparado porque el proyecto de Boucher sólo protege a los periodistas profesionales y, por tanto, pemitirá a los poderes públicos determinar quién es periodista y quién no.
Justo como en el proyecto de Estatuto del Periodista Profesional promovido por el Foro de Organizaciones Periodísticas (colegios y sindicatos) y en trámite en el Congreso.
La nueva ley norteamericana contempla como sujetos a proteger a las:
"Entidades que difunden información impresa, por ondas, cable, satélite, mecánica, fotográfica, electrónica u otros medios que publican un diario, libro, revista o otros periódicos;
operan una estación de radio o televisión (o cadena de estaciones), sistema de cable, satélite, canal o servicio de programación para cada estación, cadena, sistema o distribuidor;
o una agencia de noticias o servicio de cables;
un asociado, subsidiario o afiliado de tal entidad;
un empleado, contratista u otra persona que reúna, edite, fotografía, grabe, prepare o disemine noticias o información para tal entidad".

Lo que excluye a todos los medios participativos y al periodismo ciudadano o 3.0.
El proyecto de estatuto español define en su artículo 1 quién será considerado periodista:
"El titular de los derechos y deberes definidos en este Estatuto es el periodista profesional. Se considera como tal a todo aquel que tiene por ocupación principal y remunerada la obtención, elaboración, tratamiento y difusión por cualquier medio de información de actualidad, en formato literario, gráfico, audiovisual o multimedia, con independencia del tipo de relación contractual que pueda mantener con una o varias empresas, instituciones o asociaciones".
Y para identificarlos se les entregará un carné profesional (artículo 2) otorgado por un consejo estatal de la información o sus émulos autonómicos (art. 25) cuyos representantes serán elegidos por los parlamentos a propuesta de varios colectivos profesionales y sindicales (art. 26).
Se crea además una comisión deontológica (art. 27) competente para imponer sanciones (art. 30).
En la era del periodismo 3.0 se despoja a los ciudadanos de cualquier protección para ejercer los derechos que les otorga el artículo 20 de la Constitución y el 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
El secreto de las fuentes, sólo para los periodistas de carné, como la libertad de creación y los derechos de autor, el libre y preferente acceso a las fuentes informativas y a las vistas judiciales (arts. 11, 14, 15, 16, 17 y 18).
Un proyecto de estatuto con mucho que reformar.

P21 | Las razones tendenciosas de CC OO
P21 | Desinformación sobre el estatuto
Wiki sobre el estatuto

Thursday, October 06, 2005

Desinformación sobre el estatuto

Que un catedrático de Comunicación no sea capaz de ofrecer información veraz no le sorprenderá a cualquiera que haya pasado por algunas facultades españolas, donde muchos no han escrito en su vida un breve ni mucho menos han cubierto una noticia.
Por eso las inexactitudes y confusiones de José María Torre Cervigón, catedrático en Ciencia de la Comunicación y ex secretario general de la FAPE (Federación de Asociaciones de la Prensa de España), deberían guardarse para que si alguna vez entra en vigor el Estatuto del Periodista Profesional (pdf) le fueran aplicadas con carácter retroactivo (afortunadamente para él es ilegal) las sanciones derivadas de faltar al artículo 6 (el periodista tiene el deber de ofrecer a la sociedad información veraz) y a los puntos 1, 2 y 3 del Código Deontológico: distinguir hechos y opiniones, evitar afirmaciones o datos imprecisos y no tergiversar.
Dice Torre Cervigón que la regulación profesional es imprescindible porque "los periodistas hoy son muchos, son jóvenes recién licenciados y tienen trabajos en precario y sin cobertura legal alguna, y necesitan saber cuáles son sus derechos y sus deberes".
Unos son jóvenes y otros, no. Todos estamos de acuerdo que hay mucho abuso laboral, pero no se debe tergiversar porque de lo laboral en el proyecto no se habla más que de la acreditación a través del carné, otorgado por un Consejo Estatal de la Información elegido por el Congreso y el Senado, o por los autonómicos con miembros elegidos por los parlamentos de cada comunidad.
No hay propuesta de nueva regulación laboral en el estatuto, que sí aborda los derechos de autor, la cláusula de conciencia y el secreto profesional, estos dos últimos, aspectos en los que existe un amplio acuerdo.
La cláusula de conciencia de los periodistas ya está regulada por la Ley Orgánica 2/1997 de 19 de junio.
El secreto profesional se reconoce en artículo 20 de la Constitución, pero no tiene norma legal que lo desarrolle, aunque está asentado en la jurisprudencia.
La situación laboral de los periodistas corresponde a las leyes laborales, al mercado y al establecimiento de programas y acuerdos marco entre empresas y profesionales (segundo convenio colectivo estatal de prensa diaria, por ejemplo). En el proyecto de estatuto no hay mención alguna a un nuevo marco o relación laboral.
Muchos periodistas creen que este estatuto defiende sus derechos laborales, pero no es así. Tampoco se evita el intrusismo porque serán las empresas y los consejos de la información quienes decidan quién es periodista y quién no.
Lo bueno del estatuto es la preocupación por los derechos y deberes, lo peor es la confusión y la renuncia a la autorregulación para institucionalizar la injerencia de los poderes políticos y sindicales en la profesión.

P21 | Automordaza periodística

Tuesday, January 06, 2004

Carbón de Reyes: de buenas intenciones y de las otras


"Los proyectos para televisión que el PSOE quiere introducir en su programa electoral me repugnan. La antibasura puede ser basura, como el antiterrorismo puede ser terrorismo (guardias en los aviones)".
"No, no quiero censores que se consideren a sí mismo morales".
"No quiero un Ministerio de la Cultura y la Comunicación, como proponen: la ministerialización de la cultura la está hundiendo en España con la sonrisa protectora del que da dinero".

Eduardo Haro Tecglen. Antes basura que censura.El País

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El gran problema del PSOE, con Felipe y con Zapatero, es su desconfianza terrible en la libertad. Su apego al estatalismo como gran padre benefactor del progreso.
El progreso impuesto por los burócratas.
Como los ciudadanos fallan (y lo hacen), como defraudan los empresarios (y cuánto), como yerran los periodistas (mucho), y como nadie sabe muy bien a dónde vamos. La solución vendrá de arriba, de los políticos y sus cargos de confianza. El Estado proveerá.
En asuntos de comunicación, la cercanía y bondad del Estado han sido siempre la perdición de la información. Cuanto más meten las manos los políticos en los medios, peor. Así estamos, con políticos lascivos, y periodistas y medios a los que les encantan que les metan mano.

:: 2
El PSOE promete el estatuto de los periodistas que el PP se niega a aprobar. Es el proyecto consensuado por varias asociaciones y colegios periodísticos. Responde a la rebaja de la carne de periodista, al deterioro de la profesión. Habla del periodista profesional, el carné y esas cosas. De la ética y la coparticipación en las decisiones de la empresa y todas esas buenas intenciones.
El periodismo hoy es una ganga. Todos lo saben. Pero no son los periodistas a la pieza ni los sin contrato los que más contribuyen a ello, sino los perezosos, los indolentes y los dóciles.
Es un deber de todos mejorar las condiciones laborales de los periodistas mal empleados, como de los albañiles, peones, camareros, médicos, etc.
Es un deber de todos garantizar la libertad de expresión, la veracidad de la información y el derecho a la información de todos.
Y asegurar el secreto profesional y la cláusula de conciencia de los profesionales.
Por cierto, que la profesionalidad exige una responsabilidad individual anterior al organismo colegiado y protector.

El diputado socialista Luis González Vigil aseguró en la comisión correspondiente que "la proliferación de escuelas de periodismo y el sometimiento a las reglas de mercado" han conducido al "abuso y la precarización de la profesión".
¡Que cierren las escuelas de periodismo!
Maldita la falta que hacen. La gente sale de ellas con un título, creyendo ser alguien y piden un carné profesional.
¡Intervengamos el maligno mercado!
Que todos los medios sean como TVE, TVG, Radio Nacional,Canal Sur o ETB, magníficos ejemplos de pluralidad, independencia, saber profesional.

Para ser periodista no hace falta un carné ni que alguien venga a decir quién es y quién no. Manuel Fraga, autor de la ley del 66 y condecorador del ínclito Alfredo Urdaci, último Premio Comunicación de Galicia (¡échale ...!) estará encantado de asesorar a José Blanco y resto de la ejecutiva socialista.
Seguro que alguno en el partido guarda el carné de Fraga. ¿Será igual al que prometen?
Uno de los grandes fracasos del posfelipismo es su relación con los medios. Felipe lo hizo con un sueño y la libertad. Luego lo perdió con el estatalismo, la propaganda y la soberbia.
Aznar aprendió la lección y cuando llegó a presidente del PP lo tenía claro: hay que controlar (JM sólo piensa en términos de poder) los medios. Al fin y al cabo los editores están más de este lado que del otro, salva sea la parte.
Y luego la vida. Un avión, azafatas y jabugo no tiene competencia en un autobús y magdalenas.
La puntualidad, el orden, "el Gobierno Informa", el discurso único y armado, etc. son argumentos vencedores frente a nada que decir, estamos reunidos, "¡ah, sí, éso dice!" o "no tengo idea, ¿puedes preguntarle a otro".
Un estatuto no arreglará eso, aunque despierte la simpatía de muchos.

:: 3
Daniel Innerarity, (buen) catedrático de filosofía y experto en Adorno, argumenta en El País sobre el fin de la crítica y afirma que cuando una cultura subsume la negatividad, la revulsión crítica no cabe, todo queda admitido.
Filosóficamente impecable, pero poco real.
La anulación de la crítica viene en España del estatalismo cultural de 17 autonomías, un estado central e incontables organismos e instituciones de carácter público cuya actividad principal es dar premios al sumiso, adocenar al insumiso con galardones y producir fotos de políticos con gente presuntamente inteligente.
Hay quien se sorprende cuando se llama a un escritor, cineasta, cantautor o intelectual (cito algunas de las ocupaciones más frecuentes de nuestros cerebros) para darle un premio y ocurre:
uno, la luminaria pregunta de primeras por el importe del galardón;
dos, envíenme una limusina o no voy;
tres, ¿quiénes estarán en la entrega?
A la crítica se la comió el dinero público y la codicia de los críticos, no la fortaleza y apertura de nuestra cultura.

:: 4
Dicen los "expertos" en la revista de la ONCE que con el ejemplo de las televisiones públicas y una ley del audiovisual se barre la porquería.
El representante de las televisiones comerciales acusa a las públicas y a la sociedad.
Un miembro de la pomposa Academia de la TV (parece el nombre de un reality show) se hace el loco, como si sus miembros no tuvieran nada que ver:
"Transferir la responsabilidad a los programadores es ignorar que son empleados de la casa", dijo Fermín Bocos, eximiendo de responsabilidad personal profesional a los "empleados".
¿Serán miembros de la Academia los tales asalariados? ¿Conseguirán el carné de periodistas profesionales?
Donde esté la "casa", ya lo decía Le Carré, para qué queremos responsabilidad y profesionalidad. Los empleados, como los proletarios, o callan o se revolucionan, pero no tienen sombra de culpa.
¿Estará Bocos entre los "especialistas" que asesoran al PSOE para hacer su programa?
El presidente de los periodistas madrileños, Fernando González Urbaneja, despejó con brío: "Es la vulgarización de los contenidos de televisión. Los periodistas tenemos poco que ver con esta historia".
¿Cuánto hace que no lee las páginas de televisión de los diarios? ¿No oye la radio? ¿Sólo escucha las tertulias en las que participa durante el tiempo que habla?
No es buena defensa escurrirse por la frontera entre información y entretenimiento. Si, como él dice, "el gran fracaso de Aznar es la televisión", seguro que no estaba pensando en el entretenimiento.
¿O sí?

Periodistas 21 | Un estatuto para los periodistas
Periodistas 21 | Todo huele mal. De la telebasura
Filósofos. org | El País | Daniel Innerarity gana el Nacional de Ensayo con un libro sobre la política
El País | Babelia | Entrevista con Daniel Innerarity