La Federal Communications Comission (FCC) norteamericana ha decidido relajar las leyes anticoncentración y de propiedad multimedia en los mercados locales que impedían a las televisiones controlar más del 30% del mercado y a los diarios controlar las emisoras locales de TV, algo que en la práctica ocurre de todas formas a través de compañías instrumentales o interpuestas.
La FCC consigue rebajar las barreras antimonopolio que ya intentó derribar Michael Powell, hijo del ex secretario de Estado de Bill Clinton, en 2003.
Pero la pretensión abanderada por el republicano Kevin Martin, presidente de la FCC, no ha gustado más que a las grandes compañías.
Muchos ven detrás de la reforma la larga mano de Rupert Murdoch, dueño de la cadena Fox y de diarios como The Wall Street Journal o The New York Post.
A los editores de diarios no les ha gustado que la reforma sea tan tímida y sólo alcance a los 20 grandes mercados.
Quieren terreno libre en todo el país para convertir a los diarios en auténticos multimedia locales (como en España hacen por ejemplo Vocento -para la que he trabajado en ese proyecto- y Prisa).
Los editores se quejan de que la nueva legislación sólo ayuda a los grandes grupos, conocidos en el argot periodístico a menudo como The Chain Gang.
Los votos en los partidos republicano y demócrata están divididos y 25 senadores ya se han opuesto a la medida y piden que se escuche a los ciudadanos, puesto que el tiempo de alegaciones, normalmente de 90 días, se ha reducido en esta ocasión a 30.
La FCC justifica la medida por la crisis de los medios, pero sus críticos insisten que sólo los más saneados y con mayores recursos financieros pueden aspirar a dominar esos grandes mercados.
Y un demócrata, Michael Copps, recuerda que los grandes diarios gozan de muy buena salud financiera pues "sus ganancias doblan la media del índice S&P 500".
La conclusión de muchos: más poder para los grandes media moguls y sus grupos, menos diversidad y menos oportunidades para los medios pequeños.
Los independientes, castigados.
Plataformas ciudadanas con Stop Big Media o Free Press están movilizados contra la medida.
En España no hay nada parecido a la ley norteamericana, que data de 1975.
Los grandes grupos pueden concentrar libremente medios, televisiones y radios en cualquier mercado. Las únicas barreras son de propiedad en cada uno de los medios: radio o televisión, no diarios.
La propiedad multimedia no está limitada.
Así se han construido grupos como Vocento o Prisa, que mantienen en muchos mercados diarios, televisiones locales y radios, además de sus participaciones en radios y televisiones nacionales.