Los fracasos de la educación española duran poco en los medios. Son otra arma arrojadiza más de la política. Una vez conectado el gancho acaba el asalto hasta la oportunidad del próximo golpe.
Y así vamos. Estancados o hacia abajo según el Informe Pisa.
El mal de la educación está en que no es una prioridad para España, ni para sus ciudadanos ni para sus políticos.
Interesa más como arma política e ideológica. Atraen más las competencias para repartir poder que para mejorar el aprendizaje. El cemento, ¡ah, esas grandes obras (edificios) educativos que tan bien se venden electoralmente y que tan mal se llenan tan a menudo!
¿Y los maestros? ¿Es que en España se admira, respeta y valora a los maestros? No. Muchas veces ni ellos mismos lo hacen. Unamuno, Machado, Ortega ya se quejaban de lo mismo.
Atentos a los datos.
La educación es cosa de familia. Lo sabíamos. La familia preparada tiene hijos más educados.
El tiempo y el entorno. Las comunidades de ciudades medias y pequeñas educan mejor que las de grandes urbes. El entorno y la socialización de los niños es importante. Como el tiempo de los padres, normalmente con más disponibilidad para sus hijos en ciudades donde no se pierdan horas y horas en el transporte.
Aburre la queja sobre los nuevos medios y los audiovisuales como problema para la lectura. Si la comunidad educativa no entiende la nueva alfabetización y literacidad digital, ¿para qué mundo preparamos a los críos?
La nueva alfabetización de la cultura de la convergencia es multimedia, participativa, a través de la interacción social hasta formar una inteligencia colectiva, como han descrito Henry Jenkins y otros.
Esa interacción social y esa inteligencia colectiva reside hoy más en la Red y en la comunicación entre consolas de videojuegos y sms que entre niños, maestros y padres.
Y quizá en esa nueva cultura a las habilidades de compresión lectora le faltan la oralidad que está en su sustrato. Seguramente a la alfabetización española le sobra textualidad y le falta retórica, la clásica: conversación, exposición de argumentos, poética, todos con sus inventio, dispositio, elocutio, memoria, actio y exercitaciones.
La nueva retórica digital y en clase, el pensamiento orientado a comunicar y compartir con los demás, quizá ayudaría a nuestros alumnos a ser mejores y a aumentar sus conocimientos.
Eso, tesón, inversión, valoración y formación de los profesores.
Y paideia para formar a ciudadanos libres y críticos, no a consumidores ni a votantes.