El gobierno se ha apresurado a publicar las tarifas del canon después de meses de retraso.
El anuncio de Mariano Rajoy de votar en contra el jueves en el Congreso después del rechazo al canon de su grupo en el Senado ha levantado en armas a la SGAE.
Y eso a pesar de que es una oposición circunstancial y muy moderada que sólo anima a ajustarlo un poco y a formar una comisión para su revisión y actualización.
En defensa de la copia privada, titula un nuevo manifiesto a favor del canon la SGAE:
"La compensación por copia privada, mal llamada canon digital, no es un impuesto, ni una medida arcaica ni indiscriminada, sino el más progresista de los derechos de propiedad intelectual, que pone en manos de los ciudadanos la posibilidad legal de realizar y disfrutar, en el ámbito doméstico, de nuestras miles de obras y creaciones intelectuales sin solicitar autorización previa".
Gracias por el canon, gracias, SGAE.
El jueves el canon puede caer en el Congreso (donde también se vota la ley del cine y la ley de la sociedad de la información) si el gobierno no reúne los apoyos necesarios. Pero será difícil. Con PP, IU y Esquerra en contra los votos de PNV y CiU son valiosísimos.
El PNV se abstuvo, como Esquerra, en la votación de la ley de propiedad intelectual. CiU ha votado en el Senado por acabar con el canon en un año con Entesa Catalana de Progrés.
Los dos esperan ahora réditos por su apoyo al gobierno.
¿Y el PSC, que también está en la Entesa?
Obedecerá y votará a favor del canon, como explica la diputada Lourdes Muñoz Santamaría. Las abstenciones pueden ser claves, pero la esperanza de un no al canon es pequeña.
La prisa en la resolución de un tema con tanta oposición y movilización social demuestra que los lobbies como la SGAE son muy poderosos, pero si la queja ciudadana y hasta de los expertos es poderosa, se puede acabar con leyes injustas.
¿Y después del canon?
El canon no se puede abolir completamente al ser una directiva comunitaria (2001/29/CE), pero sí puede tener una aplicación muy distinta y con las excepciones que la propia directiva contempla.
La comisión asesora de industria apostaba por los DRM y TPM, sistemas de gestión de derechos y medidas tecnológicas de protección.
El Ministerio de Industria sigue apostando por ellos, así se podrían respetar las excepciones y no afectar a todos los contenidos abiertos, privados y no comerciales.
Sea cual sea el final, la polémica del canon demuestra que la reforma de la ley de propiedad intelectual nació con poco futuro porque no se ajusta a la sociedad digital, a los nuevos modelos de negocio y una cultura que se distribuye a través de descargas y se usa en dispositivos donde se hacen copias privadas sin ánimo de lucro.
Los dinosaurios no quieren cambiar, pero el meteorito de la realidad ha llegado incluso a los partidos políticos.