ElPaís.com sigue obsesionado con el tráfico y la medición de audiencias. La lucha por el primer puesto de la información digital y sus prisas desde que abandonó el pago por contenidos lo están llevando hacia donde quizá un día desearía no haber querido estar.
Los nervios son tales desde que Nielsen recortó un 37% sus cifras de audiencia que hasta cuando publica reportajes explicativos comete errores como citar mal a sus colaboradores.
Los medios digitales, las agencias y los medidores han creado un grupo de trabajo (pdf) donde por primera vez se está intentando crear un marco estable, transparente, acordado por todos y donde los auditores cumplan una serie de normas para dar tranquilidad y confianza al mercado. Tanto a los medidos, como a sus clientes y también a los medidores.
En esas reuniones se palpa la disputa entre los grandes grupos más allá de lo razonable y lo conveniente para encontrar el consenso necesario.
Internet es un mercado incipiente aunque de maduración muy rápida. Contrariamente a las esperanzas, su medición se ha revelado tan poco confiable como la de la televisión o la radio pero, a diferencia de lo que pasa con estos medios en España, los digitales todavía no han conseguido consensuar un marco, metodología y procedimiento aceptado por todos y transparente para los clientes y público en general.
La distorsión permanente de datos entre OJD y Nielsen ha empeorado las cosas.
Lo saben y por eso OJD auditará a partir de enero a Nielsen (pdf) para evitar ese mensual mareo de datos.
El mercado lo necesita. El público y los medios, también.
Ahora sólo falta que los grandes grupos y los medios digitales sean lo suficientemente generosos para aparcar de lo común las legítimas luchas de competencia. Es la única forma de crear un consenso de transparencia y confianza.
De lo contrario los medios digitales corren el peligro de perder el crédito que tanto les queda por ganar y lo peor que puede pasarles es trasladar a los nuevos medios las rencillas de los antiguos, sus malos usos y sus vicios.